viernes, 13 de enero de 2017

Vagal nada banal

Me recorría un calorcito sumamente agradable por todo el cuerpo, un refrescante sudor en la frente y un relajamiento que ni el yoga ni la meditación aportan, segundos antes la enfermera me había dado un jugo de frutas porque me dijo que el ayuno ya había sido prolongado. Momentos antes, se había retirado el médico indicando que no me levantara hasta que la solución intravenosa se terminara. Momentos antes entendí que esas voces inentendibles eran de un par de enfermeras que alarmadas me decían que no bajara los pies, que mirara hacia arriba, que si sabía yo donde estaba….

La visión fue de salir de una profunda caverna, una luz en la superficie y voces a las que yo no le podía entender ni saber el idioma en que hablaban, es más no sabía si existían idiomas y no tenía claro qué significa hablar.

No tengo otro símil que el “reset” de la computadora, el reinicio o restablecimiento de la memoria y almacén de datos. Eso me sucedió, con una rapidez que me hubiera gustado registrar mejor, regresé de una pérdida momentánea del conocimiento o de la conciencia… o del alma, algo debe ser, porque lo llaman regresar en sí, recuperar la conciencia o que alma te regresó al cuerpo. Lo interesante es que pasas en milisegundos del vacío y oscuridad total al restablecimiento de la percepción, conocimiento, memoria y ubicación espacio temporal.

Síncope vaso-vagal, lo llaman, reflejo vagal o síndrome del nervio vago. Es tan repentino el despertar y darse cuenta de lo que pasa que ya ni te sorprende saber que uno de tus nervios anda de vago.

Entre todos los reflejos del cuerpo que algún correlato de supervivencia tienen, me vengo a enterar de que existe uno que reduce la frecuencia cardíaca, por estímulos menores como  ver la sangre, que si se tratara de una fobia, o sea un miedo exagerado se llama hematofobia y si esta se acompaña por ver agujas o jeringas se llama balenofobia. Pero el reflejo vagal, tiene una explicación relacionada más a la teoría del origen de las especies de Darwin y cae dentro de los llamados resabios de la evolución: situaciones que fueron útiles en algún estadio de la historia biológica de la humanidad o de la especie y que permanecen aunque hoy no sirvan ni para la anécdota.

Ejemplos de los resabios de la evolución, aunque no exactamente reflejos es el hueso denominado coxis, que es la terminación de lo que alguna vez para nuestros antepasados era un rabo con movilidad a voluntad y que permitía colgarse de las ramas, (conozco gente que es lo único que le ha de faltar para seguir en las ramas). Otro resabio es esa respuesta de tensión y enchinamiento de la piel al escuchar el agudo sonido cuando rechina el gis con el pizarrón, cuando yo daba clases me encantaba provocarlo y escuchar alumnos y alumnas quejarse y retorcerse, se dice que es lo más parecido al grito de alarma de un primate y nuestro cerebro primitivo responde aún a ese llamado.

El otro resabio es el reflejo vagal o vaso-vagal que me sucedió esta última vez que quise donar sangre. Llevaba yo más de una década de no intentar donar sangre ni sus componentes porque siempre terminaba con un desmayo, aquella vez, recuerdo que le advertí mucho a la enfermera que yo no puedo ver sangre y fuimos lo suficientemente cuidadosos para que me tomara la muestra, me canalizara y me extrajera el vital líquido sin que yo lo viera, pero se ausentó un momento y como yo no sabía cuánto duraba la donación, le pregunté a otra enfermera si faltaba mucho, ella me contestó no mucho mire, esta es la bolsita que va a llenar ya le falta menos de un cuarto, pasándola frente a mis ojos. Ya sólo sé que aquella vez me levanté con la misma vivencia del primer párrafo de este texto. En fin, esta última vez, me atreví de nuevo a donar porque no se trataba de sangre sino de plaquetas, me convencí porque me dijeron que no hay como tal una pérdida de sangre sino que le extraen esas células y me devuelven el resto. Lo que yo no sabía es que lo hacen durante unos 50 minutos y el donante tiene que estar pendiente porque casi cada dos, la máquina a la que está conectado, le indica que bombee abriendo y cerrando el puño de la mano y otro lapso similar que la extienda porque es el retorno, así que al donante le extraen unos cuantos mililitros, separan las plaquetas y le devuelven lo demás. Mi problema es que en la máquina hay un conjunto de mangueritas donde se observa la sangre recién extraída y la que retorna, ¡¡durante 50 minutos!!. 

Imagen tomada de https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8gDnT_BjXQKNUU_D8Uii1jXM0SCgzO90-QLNVys66JbPXRmFZb2t0g6Cpy4N9ZMrAxNw1gROVGOK8mnRkXHkAXufRLHfjX9x9ZoMrzpn3xymLZQu5pZzNKyiJtMuAmoffR9V3GTxS1guu/s1600/FOTO+DONACION+AFERESIS.JPG

El resabio de la evolución tiene que ver con que el hombre de las cavernas si sufría una herida y comenzaba a desangrar, más le valía que sus latidos redujeran la frecuencia para que la hemorragia fuera menor y que pareciera muerto para que ante el animal o sus enemigos dejara de ser una amenaza, ahí es donde el mentado nervio vago, hace parecer que el corazón se detiene y la mente divaga, en esta extravagancia, la conciencia se dedica a la vagancia pues.















Imagen tomada de http://www.enfermeriaaustralia.com/wp-content/uploads/2012/11/bigstock-Portrait-of-a-young-beautiful-38654563-300x234.jpg

Y ahí estaba yo, viendo subir la sangre por una manguerita, verla llenar un pequeño depósito y observar cómo es retornada, o sea cómo se me regresa una sangrita light, ya sin plaquetas, más clara que un clamato o un coctel bloody Mary.  Le dije, Señorita tengo frío, me dijo es normal y me dio un cobertor, luego reporté adormecimiento en los labios y me dijo que es normal, que el ayuno había sido prolongado, me ofreció un cubito con un jugo de durazno, me bebí el medio litro completo y el adormecimiento de labios aumentó, empecé a verla como al final de un túnel, es decir, mi ángulo visual se fue reduciendo y alcancé a decirle: señorita me voy a desmayar, ahí supe que llamó a su compañera, me levantaron los pies y se terminó de reducir el ángulo de visión. No es cierto que uno ve una luz al final de un túnel ni nada, simplemente el cuerpo como un motor que recupera sus revoluciones paulatinamente, se empieza por tener de nuevo sensación, percepción, conocimiento y memoria, aunque de ésta última no tengo la seguridad de los recuerdos.

Al final, con un temblor en todo el cuerpo y una hipotermia inusual a las 2:00 de la tarde, me dieron un sándwich y me dijeron que podía retirarme, que de las dos bolsitas que esperaban llenar de plaquetas se había juntado una y media y que sí contaba como donación para mi familiar.

Y por favor, ya no intente volver a donar. Quise desoir su recomendación y salir a almorzar, pero el médico me dijo, recuerde que el reflejo vagal lo puede llevar al infarto.