martes, 2 de diciembre de 2014

Decembrino / Navideño


Y en asuntos de menor relevancia y parafraseando a Silvio Rodríguez, “…soy feliz y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad…”, así como a Mafalda “deberían hacer un monumento a aquellos escritores que desperdician su talento en un “mi mamá me mima”, luego de anticiparme dos críticas, ahora sí, dedico este espacio a hacer una apología de lo decembrino, versus lo navideño.
Dejando por un momento de lado, el aspecto religioso, el término navideño se ha llevado de mano en mano y de boca en boca con fines tan comerciales que en algún momento resultan ofensivos, especialmente por su desconexión con el origen de natalicio y previo adviento. Si uno cierra los ojos y piensa en la palabra Navideño, las imágenes que vienen son plásticas, es nieve artificial saliendo de una lata de spray, de un pino de plástico, al que se cuelgan todo tipo de adornos, vistosos coloridos y luminosos. Aparece la imagen del Santo de la barba blanca y vestimenta roja con blanco y renos, muchos renos y ese transporte que en nuestro país no sería útil en ninguno de sus climas: el trineo. Además viene el abrumador bombardeo de los centros comerciales que apenas habiendo pasado el 16 de septiembre y en casos tardíos el 2 de noviembre, se saturan de “lo navideño” adornos rojos, verdes, plateados, nevados, renos y más renos, cancioncitas y muchas lucecitas.
Cerrar los ojos y pensar en la palabra “decembrino” por lo menos a mí, me habla de muchas más cosas, el principal festejo de la principal religión, pero además la sensación de término de ciclo o nuevo giro de la espiral interminable (http://jesusorduna.blogspot.mx/2014/10/cerrar-ciclos-o-recorrer-la-eterna.html) vacaciones, descanso, cambio de estación, en este hemisferio, de más que quejarse de frío, es recibir con alivio el aire que se va llevando los bochornos del verano y parte del otoño, es retomar gradualmente la ropa abrigadora y retomar actividades y convivencia bajo techo, lo decembrino es degustar en abundancia los platillos que con frutas de la temporada (ricas en vitamina C) y explosión de sabores, dado que son más elaborados y mejor condimentados a fuego lento (puesto que han empezado las vacaciones), nos lleva a recuperar gustosamente un poco de peso, así como los osos cuyo metabolismo se fortalece para soportar las bajas temperaturas. Decembrino tiene que ver con lo que llamamos “bajar la cortina”, es decir, cerrar el negocio, la oficina, la escuela y reencontrarnos, volver a ver a las personas que sólo frecuentamos en diciembre y que se ponen en modo “decembrino”, frío en el aire, calidez en el alma.
Prefiero lo decembrino a lo navideño.





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