lunes, 9 de febrero de 2015

¿A qué edad conociste a tus padres?


Normalmente tengo que repetir dos veces esta pregunta o de plano, ponerme a explicarla con calma. Encierra toda una reflexión generacional, sobre los adultos de ayer y los de hoy. Esta pregunta se la he hecho a personas contemporáneas que tienen una edad ente los 42-47 años, que generalmente ya son padres también, aunque de no serlo, tienen experiencias cercanas como la der ser tíos (“Si Dios no te manda hijos, el diablo te manda sobrinos”, le dijeron a una muy querida amiga).

Vayamos al punto: conocer a tus padres no quiere decir que como naciste y ya estaban ahí, los conoces desde siempre, me refiero a aquel proceso que comúnmente llamado uso de razón, habla de capacidades mejor desarrolladas en el niño, tanto el habla, la memoria y el juicio. Es entonces que uno conoce a sus padres. Y ha coincidido que conocimos a nuestros padres cuando andaban en los treintas, desde 31 0 32 hasta 38-39.  Y los recordamos como aquellos adultos, hechos y derechos que llevaban mucho tiempo en un trabajo, que proveían todo lo necesario para un hogar, que ya no eran unos jovencitos, pues ya fuera simplemente correr o dominar un juguete, nuestras habilidades infantiles eran muy superiores, sin embargo, representaban al mismo tiempo una fortaleza, fuerza, estatura, resistencia y hasta capacidad de mantenerse despiertos hasta tarde que era la envidia de todo infante. Asunto más importante aún, era la sabiduría y la autoridad, así como la congruencia, pues duda que consultáramos, o nos la resolvían o nos ordenaban no andar preguntando precocidades.  (Ví algún post que decía “Le voy a preguntar a mi Mamá por el amor de mi vida, al fin que ella encuentra todo”). 

Cuando se le inquiere a un niño sobre las nociones del tiempo, éste dice que crece cada año, a veces cada mes nota sus cambios, se sabe otra persona al pasar de 4° a 5° de la escuela primaria, pero sobre sus padres, lo único que sabe es que ya no crecen, es decir, el tiempo ya no pasa por ellos, son sempiternos, cuando inició el mundo ya estaban y cuando nos vayamos, ahí estarán, más aún, ya estaban con la cana o arruga que demuestra su edad; y se visten exactamente como se vestían hace muchos años, ser Padre o Madre es concebido como un rol a desempeñar más duradero que las personas. Una vez un niño preguntó “¿Mami, antes de que tu nacieras quién era nuestra Mamá?

Esos padres descritos hoy son abuelos y bisabuelos, en el mejor de los casos o entrañables recuerdos, lo cual los eleva de sabios a santos.

Pero. ¿Y la generación siguiente?, ¿los que ahora somos padres o tíos a nuestros cuarenta y tantos de edad?, resulta que a diferencia, ni somos reconocidos como adultos hechos y derechos, ya no tenemos muchos años en el mismo trabajo, ahora resulta  se valora más la movilidad que la antigüedad en los mismos, ya no es suficiente el ingreso de una sola persona para proveer completo a un hogar, esta generación de padres se sigue creyendo que están jovencitos, y ésta es quizás la mayor diferencia con la generación anterior, pues creemos que seguimos corriendo como cuando jóvenes, que nuestras habilidad siguen intactas, y al contrario de la anterior, esta generación de padres, no representa fortaleza, fuerza, y escasamente congruencia. Aunque cada caso sea diferente, el número de divorcios se ha elevado, consecuentemente el número de parejas y familias reconstituidas, eso no está mal, es un derecho que hoy se ejerce y que antes no era frecuente ni aceptable. El problema es que hay una generación de padres con hijos adolescentes que parece que están en la misma etapa, conquistando, enamorando, haciendo citas, interminables citas, frecuentando hasta los mismos lugares para divertirse y aplaudiendo a las mismas bandas en conciertos. Créanme que los hijos no lo ven como un agradable acoplamiento ni como una disminución de la brecha generacional.

Y a tí ¿a qué edad te conocieron tus hijos?








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