(Sólo por hoy)
Hace unas semanas que me pidieron
grabar algunas reflexiones para un grupo AA, querían una opinión desde la
Psicología para completar la revisión de temas y exposiciones que hacen
diariamente en su compromiso con la sobriedad. Como para mí siempre asumir
retos es estimulante, lo acepté y me comprometí, así por la mañana me pasan por
mensaje cuál es el tema y durante el día lo ando pensando, me documento y por
la noche envío la grabación de entre 5 y hasta 20 minutos. Alguna vez tomé
curso de radio y me gusta tanto el reto del papel en blanco como el del
micrófono abierto.
Aunque los temas dan para mucha
más discusión, me limito a hablar del tema desde los textos de AA y tocar uno o
dos conceptos de la Psicología. Los temas han sido como “Sufrir para sanar”, “morir
para vivir”, “el porvenir”, “el vacío existencia”, “el amor”, “el odio”, “el
miedo”, “la tolerancia”, tengo entendido que mis audios se comparten por
Whatsapp y que del grupo original, los reenvían a otros grupos fuera de la
Ciudad. No se trata tanto de hablar de lo que comparto sino de lo que aprendo,
eso es lo estimulante de los retos, el aprendizaje que se da en el camino.
Y me he encontrado con el mundo
de AA, donde las profesiones relacionadas con la medicina, Psicología,
Psiquiatría, hemos tenido avances, pero somos superados por ese programa de los
doce pasos que lleva casi un siglo funcionando y salvando millones de vidas.
Antes que los aprendizajes está
la cultura organizacional, aquello que he estudiado para las empresas e
instituciones que se compone por ritos, pensamientos compartidos, rutinas,
costumbres, ceremonias. Aquí me pidieron dos cosas, empezar siempre con “Soy
Jesús, Soy Psicólogo….” y luego de escuchar algunos audios que me han
compartido, también empecé a despedirme como “…. que tengan felices 24 horas”. Mis
primeros audios, eran preparados casi como guión para programa de radio, frases
cortas, ideas concisas, buena pronunciación, atención en los matices de la voz,
repetir en caso de que la lengua se trabe, no pasar de cinco minutos pero eso
no gustó, el estilo no gustó, se me dijo que sonaba como si estuviera leyendo, que mejor
sería si lo platicara. Entonces el modo cambió en lugar de un guión, preparé un
mapa conceptual, así puedo seguir las ideas con mis propias flechitas y en
dirección de las manecillas del reloj, sin temor a improvisar alguna idea o tomar
un atajo o desviación en el tema. Y con esa compulsión que les caracteriza, me
piden que además comparta experiencias propias cuando mencione los conceptos,
ya en uno de los temas conté una anécdota personal, pero no me convence tanto
compartirlas, además de los cinco minutos que me llevaba un mensaje, ya me he
extendido hasta 15 o 20 y el último era demasiado grande para compartirse por
esa red social.
Un principio es reconocerse
derrotado ante el alcohol, tocar fondo le llaman, y es un buen principio para cualquier otro problema,
eso es parte de lo que aprendí: reconocer cuando el problema nos ha arrollado y
sabernos necesitados de ayuda, ahí sirvió mucho trabajar el tema con lo que son
los mecanismos de defensa Hay también un reconocimiento a un Poder superior que
les puede ayudar a recuperar la gobernabilidad de su vida, el tema trabajado es
la esperanza y espiritualidad. Otro tema que dudaba yo desarrollarlo es el
tercer paso: poner voluntades y vidas al cuidado de Dios, no es fácil hablar de
Dios desde una posición profesional sin que las creencias propias emerjan, pero
tienen una frase mágica y esta es “como nosotros lo concebimos” y entonces se
abre el tema a teología, espiritualidad y no necesariamente religión. Me enteré
que parte del grupo original al que se dirigen los audios, siguen al menos dos
religiones diferentes y eso les ha causado conflictos al compartir sus propias
experiencias.
Luego vienen un cuarto, quinto,
sexto y séptimo paso donde hay una elaboración
de inventario, de reconciliación con el ser superior, introspección, examen del
origen de sus problemas y llegan a un octavo y noveno paso donde el tema es el
perdón, ir a disculparse con los agraviados de su vida, siempre y cuando en
intento de enmendarlo no genere un problema mayor a la magnitud de la ofensa. Es
todo un tema el del perdón. A partir del décimo paso empiezan a trabajar en
paralelo lo aprendido con las vivencias diarias, es decir, luego de hacer
análisis de sus errores pasados, utilizar esa experiencia para identificar los
errores de inmediato y poniendo a prueba la sinceridad. En el décimo primero se
fortalece, se normaliza y se trata se volver cotidiana la oración y meditación,
para que en un segundo paso se haga labor de ayuda a otros.
Junto a los doce pasos, se
manejan doce tradiciones que no son otra cosa que mandamientos para mantener la agrupación lejos de intereses
comerciales, políticos, partidistas y cuidar el principio del anonimato para
evitar protagonismos personales que pudieran de-meritar la acción de todo el
grupo.
Entre lo no escrito o como modelo
de pensamiento se manejan cierto tipo de código de conducta, como disculparse
en sus pronunciamientos compartidos de provocar intolerancia, yo lo entiendo
como parte de no incomodar a los demás cuando cuentan problemas propios, hay un
cuidado de no alimentar el ego, de una forma que cuando se tienen que reconocer
triunfos o méritos, se desvía el reconocimiento y se dice que sólo Dios tiene
esos atributos o características, cuidando minuciosamente la humildad. Se vive
el “solo por hoy” y de tanto mencionarlo se vuelve un calmante para la
depresión que les puede producir hablar y hablar del pasado y calmar la
ansiedad de preocuparse por el futuro. Proponerse un compromiso de sobriedad de
un solo día y al día siguiente cumplirlo también es considerado más viable que
comprometerse a una sobriedad de meses o años. En una despedida diferente al
finalizar un tema les dije (felices 1440 minutos, no sólo 24 horas).
Tuve un profesor de Psicofarmacología
que cuando se tocó el tema del alcoholismo, nos comentó que en México, lo más
efectivo para dejar de beber era ir a “jurar” ante la Virgen o comprometerse
ante la iglesia. Sin embargo, los grupos de AA manejan ante todo el
reconocimiento de la compulsión y necesidad de no asociar la sobriedad a algo
temporal o falible, ni la familia, ni el trabajo, el amor, la pareja, ya que el
razonamiento es que todos te pueden fallar, excepto el Ser superior, como
quiera que sea concebido. Y en la lógica de que la característica de los
adictos es apegarse casi obsesiva mente a algo, si se quita de en medio el alcohol, que no sea otra conducta, pasatiempo, comida, u otras sustancias, sino
redirigir sus apego compulsivo también al Ser superior.
Me llamó la atención cuando me
pidieron desarrollar un tema para domingo, le pregunté a mi amiga porqué en
domingo, ¿acaso no descansan?, ella me dijo que el domingo es cuando más les
afecta la soledad y la vida de adictos que dejaron atrás, ese día les hablé de
tanatología.
Seguramente para los lectores nada
de lo expresado es nuevo, pero este reto, me ha dejado ciertos aprendizajes y
una perspectiva más amplia del tema de las adicciones, que no sólo al alcohol u
otras sustancias se da. El tema de la codependencia sigue siendo el reto mayor.
Iimagen tomada desde: http://mm.queaprendemoshoy.com/wp-content/uploads/2014/02/microfono1.jpg
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