Llegaban algunos mensajes y memes
sobre unas broncas de bandas en la ciudadela, palomilla se les llama a esos
vaguillos que se la pasan escuchando música, molestando a las chamacas que
transitan por ahí, tomándose sus cheves y quemándole las patas al diablo.
Al mismo tiempo aparecían memes
del bocón del presidente y sus temores de que los mensajes manifiestos que habían
circulado por twitter y luego como capturas de pantalla en WhatsApp fueran a
crear fanatismo en todos esos jóvenes que la daban like a citas rojillas, o sea
aquellas que hablaban de la URSS, de Cuba, de la revolución que retiraba
privilegios a unos cuantos y dejaba en igualdad al resto de la población, que
hablaban del lucro social y de las teorías de conspiración sobre rusos
extendiendo su ideología en la deep web y haciendo crepypastas sobre
consecuencias desastrosas que no habían todavía ocurrido, pero que era
completamente probable que sucedieran.
Los MP3´s de los padres no se
habían actualizado, los rucos seguían escuchando música de hace muchas décadas,
toda aguada y aburrida. Nosotros ya intercambiábamos canciones de grupos
ingleses, que sonaban más aceleradas y psicodélicas, también nos mandábamos
giffs con citas todas estrambóticas como “prohibido prohibir”, “amor y paz” con
fondos animados y algunos en Insta, le metían música. Los menos pipirisnais ya
te insistían que oyeras canciones de nueva trova y otras que decían que eran de
protesta, no pegaban mucho porque se oían como gritones agarrando a arañazos la
lira.
El caso es que se empezó a hablar
de cambios, los tuitazos que llegaban de la chaviza francesa saliendo a las
calles y pidiendo apertura, wifi gratis, portales de noticias sin suscripciones
caras, internet sin límite para videos, los gamers pedían libre acceso con sus
consolas, música o streaming sin censura, intercambio de PDF’s y libros
digitales con traducción simultánea del ruso, del alemán, del inglés, etcétera.
Nosotros empezamos a decir ¿por qué no?, si hay “primavera francesa”, que aquí
haya siquiera “otoño mexicano”.
Y luego empezó la publicidad para
las olimpiadas, no podías ver una canción o video de fail army, completo sin
que te apareciera el logo 68 estriado y diciendo que México le daba la
bienvenida a todo el mundo, sin botón de “saltar anuncio”, esas eran
imposiciones gandallas.
Total, se organizó el despapaye en las
tres culturas, quedamos de vernos para llegar en tole o en camiones de primera
y segunda, de plano algunos llegarían cocodrilos. Los que no pudieran llegar
verían el speech en transmisiones en vivo, la idea era retuitear todo, sin
bronquitis.
Pero empezaron a llegar mensajes
de que Tlatelolco no era seguro, de que le habían robado el celular y los
audífonos a uno, que le habían arrebatado la Tablet a otro, que algunos eran
gorilas vestidos de civil… nos dijeron que tapáramos la cámara frontal de todos
los celulares porque nos los estaban hackeando, lo último que algunos vieron
fue el hashtag #olimpia, hubo ratos de que ya no llegaba ninguna red de wifi y
casi para todos se apagaron los datos. Los que alcanzaron a grabar la bengala
que cayó en medio de las tres culturas, ya no pudieron postearla y para
entonces ya ni el waze nos alcanzaba a decir cómo estaban las vialidades
alrededor, se habló de camiones con gorilas y güeyes que traían todos un guante
negro en el puño izquerdo y se oyeron balazos……
- Pérate Abue, algo ya no me checa, ¿qué
modelo era tu celular?
- “mimeograph”
- Google dice que no hay un celular
con ese modelo y que no mandaría WhatsApp sino hojitas impresas.
- ¿Te sigo contando pues?
- ¿falta
mucho para lo final?
- A la fecha
no ha terminado.
-Entonces ya
no, Abue.
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