martes, 13 de diciembre de 2011

De la represión de los deseos a la transmutación del objeto destino: Sublimación


La sublimación al igual que muchos términos utilizados en Psicología es adoptado de otra disciplina, en este caso de la química, y se refiere en términos llanos a la transformación de la materia de un estado sólido a uno gaseoso sin pasar por el líquido, también conocido como volatilización. Dicen que lo que bien se aprende nunca se olvida y yo tengo muy presente el laboratorio de la secundaria cuando en un vaso de precipitados agregábamos cristales de yodo y al ponerlo al fuego del mechero veíamos de inmediato un espectacular humo rojizo, el nuevo estado del yodo y el experimento terminaba poniendo una tapa con menor temperatura, donde veíamos de nuevo formarse los cristales sin haber pasado por estado líquido.
Cabe destacar que se presenta cierta ambigüedad en el uso del término porque sublime se utiliza también en el arte y en la estética, como esa reacción más allá de lo racional a que la belleza extrema puede llevar al espectador, cuya respuesta llega en ocasiones al llanto, hecha esta aclaración, no es en ese tenor que se aborda aquí el término.
Se le atribuye a Sigmund Freud el uso del término sublimación para referirse a la transmutación o desviación de la pulsión sexual hacia otro objeto (no sexual). Identificada como un mecanismo de defensa, se le conoce también como aquel proceso psíquico en el que una actividad humana aparentemente no relacionada con la sexualidad, se vuelve depositaria de esta energía libidinal y su nuevo fin puede estar encaminado hacia tareas creativas, de prestigio social, de arte, intelectuales, políticas, religiosas o relacionadas con la tecnología. Actividades que están estrechamente relacionadas con características egocéntricas o narcisistas.
Recuerdo aquí una reflexión que hacía alguno de los personajes creados por Milán Kundera en su novela “La Inmortalidad”, expresaba que los Santos son los seres humanos más narcisistas, que es tal la necesidad de alimentar su egocentrismo que son capaces de privarse de la mayor parte de los placeres terrenales, inclusive los de satisfacciones básicas, ya que están abonando para un deseo mayor, de prestigio y trascendencia.
La nueva dirección que un deseo toma, mediante este proceso de sublimación, de entrada tiene una ventaja: evita la respuesta emocional, de frustración y desilusión, que frecuentemente deriva en ira o decepción. Pareciera que es una simple postergación de la satisfacción del deseo, pero considero que es una manera más evolucionada, es decir más alejada de los impulsos animales para conseguir satisfacción.
En el desarrollo psicológico infantil, el niño no alcanza a entender la permanencia del objeto, en esas etapas primitivas del ser humano, algo existe si y solo si se encuentra a la vista, intelectualmente no hay comprensión de que el objeto pueda estar detrás de una cortina o se haya movido de lugar. Según Jean Piaget, es hasta alrededor de los dos años de edad que el ser humano empieza a entender la constancia del objeto, es decir, la existencia de algo a pesar de no tener interacción sensorial. Otros autores dirán que no es verdad y que sólo se trata de la incapacidad motriz del infante, sin embargo el término constancia/permanencia del objeto sigue gozando de mayor aceptación en esa escuela constructivista de origen francés. Esto quiere decir que a manera que se avanza en el desarrollo intelectual, se vuelve menos importante el contacto inmediato para entender la realidad.
Regresando a Freud, pero siguiendo en esas edades tempranas de la vida del ser humano, a partir de la teoría de las etapas psicosexuales del desarrollo humano, sucede que durante el primer año de vida, en la etapa oral, el niño tiende a explorar todo con la boca, se rige por el principio del placer, es dominado por el Ello, pues no se han desarrollado el yo ni el superyó. El Yo se desarrollará a partir de que el infante se da cuenta que la satisfacción no es inmediata y que tiene que producir ciertas conductas que lo llevan a conseguir la satisfacción. Una fijación en esta etapa deriva en desórdenes de la personalidad como inmadurez, credulidad y manipulación por otras personas.
Esta forzada convergencia de dos puntos de vista conducen a la idea de que a manera que el ser humano se desarrolla tanto en lo intelectual como en lo psíquico, tiende a ser capaz de superar la búsqueda del placer inmediato y del contacto sensorial, para darse cuenta que la satisfacción de un deseo puede no estar a la vista ni estar en el ahora y que para conseguirlo habrá que encadenar determinadas acciones o conductas. De esta forma, en mi opinión, la sublimación y postergación de la satisfacción de un deseo, se relaciona con madurez y capacidad intelectual.
Normalmente cuando las personas cometen la satisfacción inmediata de deseos, se les considera fuera de la norma social, pareciera que lo socialmente aceptado es la postergación del deseo, más que la represión, se juzga como anormal aquello privado que se realiza en público, luego entonces, la sublimación también llega a considerarse perversión y hasta delito cuando se fuerza a que los demás formen parte de la satisfacción propia. Esta postergación y el pago de impuestos son las consecuencias de vivir en civilización.
Sin ahondar en los extremos de perversión o total represión, en particular a la psique del mexicano se le atribuye una exagerada postergación y hasta inacción, sin embargo, buena parte de sus decisiones parten de las premisas socioculturales, entendidas como aquellas afirmaciones que proveen las bases para la lógica específica de los grupos, que casi predicen las formas de sentir y de actuar a menos que una fuerza más poderosa interfiera. Las premisas socioculturales establecen condiciones para la vida en sociedad, sientan las bases para una comunicación comprensible y forjan la realidad interpersonal y de grupo. Se ha encontrado que los mexicanos encaran pasivamente el estrés (es decir, lo evitan lo más posible), en contraposición, los norteamericanos encaran activamente al estrés (necesitan mantenerse activos para no estresarse). Según Rogelio Díaz-Guerrero en su libro Psicología del Mexicano, descubrimiento de la etnopsicología, (trillas, México, 2001), a una premisa como “no hagas hoy lo que puedes dejar para mañana”, subyacen valores como armonía, protección, dependencia, cooperación, ociosidad, la forma más que el contenido y una filosofía platónica. En comparación con una sociedad que encara activamente el estrés como la norteamericana, detrás de una premisa como “El trabajo duro es la mejor medicina”, se encuentran valores como competencia, acción, agresividad, igualdad, libertad individual, oportunidad para todos, independencia, informalidad y el contenido en lugar de la forma. ¿Qué es lo bueno el enfrentamiento pasivo o activo al estrés?, la respuesta no es necesariamente tajante, pues en cada una de las sociedades, sus premisas les provocan sendos padecimientos: en el enfrentamiento pasivo: hipertensión, úlceras en el estómago e hipocondriasis. Por el otro lado, en el enfrentamiento activo al estrés: problemas con intestinos, coronarias e histeria.
A nivel de países, las sociedades con enfrentamiento pasivo al estrés se da la explotación económica, amplias brechas entre ricos y pobres, mayor explotación personal y emotiva de un individuo por otro y una agresividad explosiva al llegar a los límites, consideran que no es bueno el cambio, siempre provoca reservas y sospechas. Como naciones son pacifistas, neutrales y no intervencionistas, en conclusión la vida debe ser vivida sobrellevando las fuentes de estrés.
Las sociedades con enfrentamiento activo al estrés se caracterizan por una intolerancia racial y discriminación, se da más crimen por ganancia económica. El cambio es considerado bueno y virtuoso, sin embargo, estas naciones irán fácilmente a la guerra y a imponer sus puntos de vista, la vida es mejor vivirla encarando las fuentes de estrés.
Una sociedad en la que se valora la pronta satisfacción de los deseos de sus individuos, podrá lograr progreso y crecimiento económico algunas veces sin que importen los medios para conseguirlos, un ejemplo extremo es el macabro ideal nazi de una limpieza racial.
La sociedad que posterga esa satisfacción y valora los daños colaterales para conseguir satisfacciones, avanzará probablemente más lento, pero con preocupación por la armonía, convivencia y cuidado en los medios para conseguir el fin.
Para terminar esta opinión, cierro con poesía del griego Constantino Cavafis.
I T A C A
Cuando salgas hacia Itaca
ruega que el viaje sea largo
y rico en aventuras y experiencias.
No temas a los Lestrigones ni a los Cíclopes
ni al irascible Poseidón:
nunca los hallarás en tu camino
si tu pensamiento es elevado y si una fina emoción
toca tu espíritu y tu cuerpo.
Nunca encontrarás Lestrigones ni Cíclopes
ni al temible Poseidón si no los llevas ya en el alma,
si tu alma no los alza frente a ti.
Ruega que el viaje sea largo,
que sean numerosas las mañanas de verano
y verás con qué gozo y alegría entrarás
en puertos que verás por vez primera;
detente en emporios fenicios y hazte
de memorias mercaderías, de madreperlas,
de corales, de ámbares, de ébanos
y toda clase de perfumes voluptuosos,
de cuantos más abundantes y voluptuosos aromas puedas;
ve a muchas ciudades egipcias a aprender,
a aprender de aquéllos que saben.
Pero no dejes que tu mente se aparte de Itaca:
arribar allí es tu meta.
No apresures el viaje:
es mejor que dure muchos años
y que llegues a la isla envejecido
y rico de lo que ganaste en la travesía,
pero sin esperar que Itaca te ofrezca riquezas.
Itaca te dio el hermoso viaje.
Sin ella nunca hubieras emprendido el camino.
Nada más puede darte.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te engañó;
conseguiste ser tan sabio
y adquirir tanta experiencia,
que entenderás entonces qué son las Itacas.

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