jueves, 2 de mayo de 2013

Pensamiento Asertivo I


Pensamiento Asertivo I


Este tema forma parte de un curso y entrenamiento que no he tenido oportunidad de impartir, pero que emerge constantemente cuando tengo que trabajar en equipo o más aún resolver conflictos de equipos de trabajo, ¡cuánto podríamos avanzar sin el lastre que la falta de asertividad provoca!.
Sin irme a una definición académica de la asertividad, en general, en este concepto convergen en primer lugar la palabra que le da origen: certeza, del latín assertus: afirmación de la certeza de una cosa. Comunicarse con asertividad tiene que ver con conocer y respetar los derechos propios, defenderlos siempre en un contexto de respeto a los derechos de los demás. Así de simple para entender, aunque no de aplicar. La asertividad se relaciona también con la expresión de los sentimientos, los deseos y el comportamiento adecuado en determinadas situaciones sociales.
Se  considera la asertividad como un rasgo de personalidad, lo que implica que unos nacen con ella y los que no, pueden alcanzarla con entrenamiento. Sus principales beneficios son la disminución de conductas de decaimiento u hostilidad, no dejar que la dignidad propia sea pisoteada y reducir la ansiedad.
¿Cómo le digo que no?
Esta frase que he escuchado tanto en personas mayores cuyo rasgo de  amabilidad es superior inclusive al de supervivencia. Considerar que se está incapacitado para decir “no”, es un grave error, que como todos los errores trae consecuencias. La principal es esa incomodidad, esa insatisfacción consigo mismo de tener que hacer algo, ceder en un razonamiento con el que no se está de acuerdo, es la ansiedad que genera sentirse incapaz de expresar opiniones propias y devaluar la propia persona a situaciones o hechos indeseables.
No basta con decir “no”, parece que estamos comprometidos a dar explicaciones tan largas y de implicaciones tan graves que hasta mentir se convierte en una falta menor.
- Por educación le tuve que decir que si-“
Entre muchos de los paradigmas retorcidos con que hemos vivido está la creencia de que uno debe ser amable y cordial hasta con quien no lo merece, aunque eso comprometa nuestra estabilidad, tranquilidad, horarios, saltarse comidas, no dormir, perder recursos y lo peor, sentirse usado, pisoteada la dignidad. Además de estar entre la espada y la pared porque en caso de negarse, habrá un sentimiento de culpa.
“-No seas malo, hazme el favor que te pido – “
Y con tal de no ser malo (con los demás) uno puede ser malo consigo mismo, pues hacer un favor contra la condición de volverse el malo del cuento, el malvado de la historia o el villano de la aldea, no reduce la ansiedad, ni el resentimiento en el caso de saberse manipulado por otras personas. En este mismo blog el año pasado ya escribí sobre las técnicas de influencia social y el chantaje es una de ellas, ( http://jesusorduna.blogspot.com/2012/02/y-tu-por-que-votas.html  )
“Que dice mi Mamá que siempre no”
Es una forma de lograr un "no", pero quizás la más aberrante, no digo que sí pudiendo ayudar, pero digo que no exhibiendo que no tengo la capacidad de decidir. Alguien que tiene control sobre mí, decide lo que hago y lo que dejo de hacer, es más sano, un “no quiero”. Manifestar que es una cuestión de voluntad hacer o no algo, es un valor agregado al respeto de uno mismo. Lo hago porque quiero hacerlo, no porque alguien me lo imponga, me reprenda o por culpa. En capacitación se tiene muy claro el ”no puedo”: “Si no sabe, le enseñas, si no puede, lo cambias de tareas, pero si no quiere, no hay nada que hacer”.
“Lo  hice con tal de que se callara, le presté dinero para quitármelo de encima, le dije que si para que dejara de molestarme, accedí con el fin de que se quitara de mi vista”
Con esas razones, lo que en realidad se hizo fue triangular, es decir, ceder a algo con tal de quitarse un lastre o una molestia, es una forma de justificar la incapacidad de decir NO. Porque con la asertividad llevada a la práctica, en el primer caso hubieras logrado que se callara, quitártelo de encima y detener sus hostilidades enfrentándolas per se y no accediendo a algo que al final de cuentas no querías hacer.
“No vayan a creer otra cosa”
Esta sentencia se relaciona mucho más con la debilidad personal, con complejos y con una sobre valorada opinión de los demás. “Con tal de que no crean que soy egoísta” le tuve que dar explicaciones y ceder en algo que yo no quería. Esta conducta puede disminuirse con autoconocimiento, es decir, si alguien me critica de vanidoso, acepto que algo hay de eso, si me critica por impuntual o por desconsiderado, tener claro que alguna de esas características me pertenecen y estoy trabajando o al menos adaptándome a ellas. Conocerse y aceptarse es una conducta más sana que aparentar o tratar de modificar la imagen que los demás tienen de mí.
“Con tal de no saludar a esa persona, di dos vueltas a la cuadra”, “para que no me digan tacaño, cooperé, pero me quedé sin comer lo que quería ese día”. “Para que no me preguntaran por mi impuntualidad, entré por la ventana”. “No quería verme diferente a los demás y salí a comprarme ropa apropiada para esa ocasión”…. Podría dar más ejemplos, pero el común denominador que quiero resaltar es la economía: la falta de asertividad puede ser costosa, en tiempo, dinero, riesgos o  hasta perderse de experiencias. La respuesta asertiva de ninguna forma es una oposición a las normas ni una falta de compromiso o desaire por las reglas establecidas. Recuérdese aquí no sólo el comportamiento adecuado en situaciones sociales, sino actuar con respeto a los derechos propios en el contexto de respeto a los demás. Un contra ejemplo dramático lo recuerdo de una amiga platicando que a su fiesta de XV años no pudo invitar a sus amigos que su papá armó una gran fiesta y ella se la pasó llorando porque nadie de los invitados era cercano. Y poco después se pasó llorando en su boda porque su papá la “casó” con quién él decidió y entonces se la pasó llorando en la boda, platicado esto dos décadas después cuenta cómo tuvo que divorciarse a los pocos años y haberse perdido las experiencias propias de esa edad. Ahí están los costos.
Ser excesivamente asertivo.
Eso no existe, uno no puede caer en excesos si se tiene presente el respeto a los derechos propios y ajenos, existe un sano punto de equilibrio.  Aquella persona que hace críticas ácidas y no solicitadas no es asertivo, aquel que se precia de decirles a todos sus verdades, aquel que presume de observador y  a todos les encuentra la paja en ojo, o es experto en poner el dedo en la  herida, no están siendo asertivos, algún derecho está pasando por alto, algo no está respetando o en alguna conducta se está excediendo, no  en la asertiva, insisto por definición no puede ser excesiva.
Entrenamiento para ser asertivo:
Como rasgo de la personalidad, con mucha envidia podremos ver que hay gente asertiva, que luego de expresar su punto de vista, de negarse o de comprometerse a algo, no se quedan con culpa ni con aversión de los demás, aquel que entre el público del teatro es capaz de solicitarle al otro que no hable sin ofenderlo y sin opción de réplica, está siendo asertivo. Aquel que se sobrepone al chantaje y tiene la seguridad de negarle un favor descomunal a otra persona que con llanto en los ojos lo pide como última opción. Está siendo asertivo.
Pero no todos somos así, algunos nos queda una extraña sensación de sentir que el otro comete abuso, pero ni modo ya le dijimos que si. Que no queríamos hacer algo pero no había opción, como si no pudiéramos elegir. Que ya quiero terminar una conversación que no lleva a nada, pero el otro se puede ofender.  De no haber nacido con esa característica entonces se puede desarrollar.
Primeramente uno debe ser suficientemente reflexivo, sabiendo que ser asertivo tiene que ver con el respeto a uno mismo y a los demás, detenerse unos segundos a preguntarse qué pasa si accedo, qué pasa si me niego y cómo me sentiría después de cada una de las opciones. Imaginar el estado emocional posterior es un buen calibrador para manejar la situación.
En segundo lugar medir las consecuencias, qué pérdida hay en caso de no acceder y qué ganancia, el análisis costo-beneficio no sólo es monetario, tiene que ver con el tiempo invertido y las emociones que se comprometen, así que negarle un favor a un amigo, si este fuera el peor de los casos, ni me dejará con emoción negativa (un amigo siempre lo entenderá) pero invertir más tiempo del que uno estaría dispuesto a ofrecer puede traer consecuencias mayores. La premisa básica es te respeto, pero primero me respeto yo, en cuestiones de pareja sería: te quiero, pero más me quiero yo, pues de no quererme a mi mismo, no valorarías el amor que podría ser capaz de dar.
Tercero: todo se logra con entrenamiento, aquellas  personas que se creen incapaces de decir que no, o de negarse o de emitir una opinión propia aunque difiera de la del líder, les puedo asegurar que la capacidad sí la tienen, sólo tienen que agregar respuestas a su repertorio. Frente al espejo uno puede pronunciar las palabras “no”, “no estoy de acuerdo”, “tengo derecho a pensar diferente”, “me cansa que me llames tanto”, “hoy quiero salir a comer solo”,  “tengo una idea, hagamos una fiesta”,  “siempre me has gustado”, “eres importante para mí”, “te extrañé”. Etcétera.
Repetir las frases frente al espejo, es una forma de integrarlas al repertorio, de manera similar a hacer una acrobacia física, seguramente la primera vez, me caeré, pero la segunda, cuidaré ese detalle que me hizo caer”,  “la tercera vez me pasé y di dos vueltas más de las planeadas”, la cuarta vez me hubieran calificado con ocho, pero con el paso del tiempo y seguir practicando puedo logar el 10 olímpico. De esta misma forma, uno puede practicar el “no quiero”, y ser consistente en la respuesta ante la lluvia de intentos: “no te quita nada”, “no te tomará mucho tiempo”, “tu puedes hacerlo”, “si quieres no me des 100, sólo 50” (ojo con la técnica de la bola baja), ante todas las respuestas uno puede practicar “no, no me quita nada” no me cuesta tanto, quizás no me tome mucho tiempo, seguro que puedo hacerlo, etc. Pero con toda certeza te digo que no quiero, no me sentiría bien de hacerlo.
¿Y para qué sirve ser asertivo?
Entre otras cosas para evitar los abusos, no necesariamente en el adulto, pero los niños deben aprender a decir “no quiero que toques mi cuerpo”, “no me dejes sin mis juguetes”, “no quiero prestártelos”,  “respeta mi tiempo”, “no me golpees, respétame”, “no quiero probar esa sustancia”.  Los adultos por su parte: “no puedo dedicarte más de mi tiempo”, “me gustaría ir pero no ahora”, “te puedo prestar dinero, pero no estoy seguro” (recuerdo una conversación en la fila del banco donde un compañero le pide a otro que le preste dinero y entre sus razones están que se gastó la mensualidad que tenía que entregar, que recibió un ultimátum por no pagar tres meses su tarjeta de crédito, que le urge pagar el préstamo que le hizo otro amigo, que tiene muchas deudas y ya no puede con ellas…. Su interlocutor simplemente dijo: con esos antecedentes no puedo arriesgarme a prestarte.)
Tranquilidad: nada hay más gratificante que haber dado la respuesta correcta, en el momento correcto a la persona correcta.