viernes, 24 de febrero de 2012

Estadísticas Penitenciarias en México


Estadísticas Penitenciarias
En el año de 1990, se realizó el primer censo nacional penitenciario, encargado por la Secretaría de Gobernación, a través de su área de Prevención y Readaptación Social. Yo era estudiante y por las tardes coadyuvé para el análisis estadístico y la representación gráfica de los resultados. El sistema carcelario ya era una bomba de tiempo y 22 años después parece que lo sigue siendo, pero con una mecha cada vez más corta. La semana pasada los hechos que llevaron a la pérdida de vidas de por lo menos 44 internos y la fuga de 30 peligrosos delincuentes en Apodaca Nuevo León lo confirman, en la cobertura noticiosa (http://www.eluniversal.com.mx/notas/831754.html por ejemplo) lo que se dice es que la complicidad de custodios facilitó la fuga y las muertes tuvieron que ver con el desorden y hacinamiento de dicho centro de readaptación. Hacinamiento, corrupción, escasa vigilancia, insuficiente personal, colusión de custodios, tráfico al interior, autogobiernos, insuficiente rehabilitación y atención de reos, escuelas de delincuencia en lugar de centros de readaptación social del reo. ¿Es algo nuevo?.
Aquí algunos datos de aquel primer censo nacional penitenciario, del cual no cuento con los datos originales, solo con algunos cuadros estadísticos que de ninguna forma constituyen violación a la protección de datos personales ni información confidencial o reservada.
En el levantamiento de información del año 1990, se contaba con una población de 93,348 internos, de los cuales 89,690 eran hombres y 3,658 mujeres. Las Entidades con mayor población penitenciaria eran el Distrito Federal con 10,529, Jalisco con 7,992, Veracruz con 6,609, Estado de México con 6,357 y Tamaulipas con 5,787. La colonia penal federal Islas Marías contaba con 2,266 reos.
Contextualizando habrá que decir que estaba en construcción el Penal de Alta Seguridad de Almoloya de Juárez denominado posteriormente como La Palma, y el otro célebre Puente Grande en Jalisco no obstante el total de Centros penitenciarios en el País era de 425, compuesto por 164 cárceles municipales, 79 distritales y 8 regionales; 24 reclusorios preventivos, 3 femeniles y 128 regionales. Los Ceresos (Centros de Readaptación Social) sumaban 115, más tres femeniles. El número de penitenciarias era de seis y una colonia penal llamada Islas Marías.

Habiendo 93,343 Internos, la capacidad total del sistema penitenciario en el País era solamente de 72,329 esto quiere decir que ya en ese entonces sólo se contaba con un 77.5% de la capacidad requerida, o lo que es igual a que no había recursos, espacio, servicios, y consecuentemente sin posibilidades de readaptar socialmente al 22.5% de los internos en el País. Dato particular: el Estado de Nuevo León contaba con 3,010 reos a pesar de que su capacidad era sólo 2,868, no parece alarmante una sobrepoblación del 104.9%, comparada con la de todo el País,  particularizando aún más, resulta que en el CERESO de Apodaca que no tenía más de dos años construido su población era de 530 internos dentro de unas instalaciones para 1,536, es decir, su ocupación estaba sólo al 34.5%, habría que buscar más datos para explicar la sobrepoblación posterior.
Infraestructura para la readaptación social
En el año que se hizo el levantamiento de información las áreas con que se contaba a nivel nacional en los 425 centros eran las siguientes: Talleres laborales 126, Aulas educativas 132, bibliotecas 107, Auditorios 28, gimnasios 29 y canchas 173. En cuanto a áreas de visita, se registraron 91 locutorios, 91 áreas de visita familiar, 182 de visita íntima. De las Áreas Médicas, se registraron 122 enfermerías, 57 de hospitalización y cinco quirófanos. Sólo dos áreas interiores para preliberados y 10 áreas exteriores. Tomando en cuenta el total de internos, pueden hacerse las siguientes inferencias:
Existe un taller laboral por cada 598 internos, una aula para cada 707, una biblioteca para cada 872, un gimnasio para cada 3,218, un área de visita íntima por cada 512 reos, una enfermería para cada 848, un quirófano para cada 18,669 y un área exterior para preliberados por cada 9,344.
Personal que labora en los centros penitenciarios
Va un registro cuantitativo: para 1990 laboraban en todo el País 12,613 personas, de las cuales 8,564 eran de seguridad, 847 en áreas médicas, 927 en áreas técnicas y 1,415 administrativos, 281 jurídicos y 579 directivos, sí para 423 centros penitenciarios, existían 579 directivos, había centros como el de Apodaca que contaban con cinco directivos y muchas cárceles distritales sin médicos, ni personal de seguridad, Apodaca contaba con igual número de directivos que las Islas Marías o que todo el estado de Quintana Roo. Pero una persona de seguridad para cada 11 reos a nivel general, esto no quiere decir que este índice se mantuviera estable para todo el País.
Del personal técnico 138 son de área educativa, 273 de Psicología y 509 de trabajo social, de modo que en términos fríos cada educador tendría que atender a 676 internos y cada Psicólogo a 341 reos. El personal de criminología estaba compuesto por 60 personas de estas 17 en el D.F., 19 en Jalisco, 5 en Veracruz, cuatro en Apodaca y 1 en Islas Marías, Entidades Federativas como Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas no cuentan con personal de Criminología.
Los Servicios Médicos presentaron los siguientes números: Total nacional de camas: 432, esto es, prácticamente una cama por cada uno de los 423 centros penitenciarios, sin embargo tan sólo el D.F. concentraba 128 camas. El personal se contabilizó de la siguiente forma: 13 médicos internos, 163 externos y 275 pertenecientes al centro penitenciario, odontólogos solamente uno interno, 62 externos y 75 de los centros penitenciarios. Enfermeros 278, auxiliares 171 y Psiquiatras 40.
Y si los datos anteriores hablan de infraestructura y servicios, pasemos a los datos de los internos: sólo 53,048 internos participaban en actividades productivas, de los cuales 9,857 realizaban labores para la institución, otros 11,604 manufacturas, 30,600 artesanías, 767 actividades agrícolas y 220 crianza de animales.

El apoyo educativo se daba gracias a 141 maestros de los centros, 552 de otras instituciones y 752 que fungían como asesores internos. Casos como el Distrito Federal contaban sólo con 27 maestros  del propio centro. Si se retoma el dato de que  el D.F. contaba con 10,529 internos, a cada uno de esos profesores le tocaría dar clases a 390 reos.
En este orden de ideas, el nivel de estudios se presenta de la siguiente forma: 11,212 analfabetas, 2,663 saben leer y escribir, 28,221 con primaria incompleta, 19,080 primaria, 10,543 secundaria incompleta. 9,150 secundaria, 1,519 carrera técnica, 3,436 bachillerato incompleto, 2,445 bachillerato, 1,913 licenciatura incompleta, 1, 344 licenciatura, 53 posgrado, y 1,768 sin datos. En un rápido análisis con la variable género, se nota que la proporción de las mujeres analfabetas es superior que la de los hombres, pero así como la escolaridad de primaria incompleta se eleva en reos hombres, la escolaridad de las mujeres es más pareja entre las que tienen carrera técnica, bachillerato incompleto y bachillerato. Esta comparación ente géneros será materia de otro análisis.
Ya conociendo el nivel educativo de los reos, la siguiente estadística muestra su participación en programas escolares: alfabetización 4,103, Primaria 10,649, secundaria 5,687, carrera técnica 842 y bachillerato 917. El último año habían obtenido certificado 6,340, casi 4,000 de primaria y 2,000 de secundaria.
Sin afán de relacionar nivel educativo ni género con la autoría de los delitos, se encontró que en hombres el 70% fueron autores tanto intelectuales como materiales, 10% materiales y 0.65 sólo intelectuales, en mujeres el 68% fueron autores intelectuales y materiales, pero 16% sólo materiales, y 1.48% intelectuales, es decir, las mujeres incurren más en autoría material que los hombres, delitos que ellas no planearon, pero ejecutaron.
Los grupos de delitos más frecuentes eran en primer lugar contra el patrimonio de las personas, segundo contra la salud, tercero contra la vida, cuarto sexuales y quinto contra la seguridad pública, cabe mencionar que para efectos de preliberación, se excluía a los delincuentes asesinos y narcotraficantes, es decir, aquellos presos por delitos contra la vida y contra la salud. En estos dos grupos de delitos se hallaban 46,966 reos, estos no pueden reducir su pena ni con buena conducta, la pregunta entonces sería ¿cómo motivar su readaptación y reinserción a la sociedad cuando es probable que no les alcance la esperanza de vida para volver a la libertad? o ¿intentar a como dé lugar un vía alterna/corrupta para evadirse?. Yo no tengo las respuestas.
Y ¿cómo funciona la readaptación? Si el 79.1% de los hombres internos y el 89.0% de las mujeres son primodelincuentes, es decir, se encuentran presos por un primer delito. De los hombres el 10.2% son reincidentes, las mujeres el 4.1%, y como si fuera un “exitosa” carrera, un 4.0% de los hombres son multireincidentes, igual que el 1.4% de las mujeres, es decir, aquellos que más de dos veces han sido devueltos a la sociedad por cumplir su condena y recapturados por volver a cometer delitos. Al menos para el 30% de los hombres y el 20% de las mujeres el modelo de readaptación social no estaba funcionando.
Cómo se espera que se dé la readaptación si sólo 42,290 de los reos hombres y 1,398 de las internas cometieron en solitario el delito, 36,993 hombres y 1,876 mujeres fueron coacusados (los restantes se encontraron en la categoría sin datos para esta variable), esto quiere decir que en caso de ser liberado para su reinserción a la sociedad, casi la mitad de los reos se reencontrarán con quienes fueron sus cómplices o por lo menos a las mismas circunstancias que los llevaron a cometer el delito.
Finalmente el dato porque se dice que este censo no se publicó hace 20 años: de los 93,343 internos, 37,820 se encontraban en la categoría de sentenciados, los restantes 37,820 en calidad de procesados, es decir, aquellos que están esperando que un juez atienda su caso, no pesa pena alguna sobre ellos, pero llevan tiempo privados de la libertad, un caso hipotético, pero posible, podría ser aquel campesino que comete un robo menor, como acusado es puesto tras las rejas y ahí permanece un par de años esperando que un juez le dicte sentencia, que probablemente no ascenderá ni a un mes de prisión.
Todos los datos anteriores reflejan lo que sucedía hace dos décadas en el tema de readaptación social, la tarea importante de prevención, definitivamente brilla por su ausencia, los datos ahí están, si alguien desea los cuadros estadísticos para inferencias por género, por edad, por entidad federativa, deje un comentario en este blog.
Igualmente los comentarios serán bienvenidos, las conclusiones y lecciones son muchas más de las que dejo aquí entrever.






























viernes, 10 de febrero de 2012

¿Y tú por qué votas?

Influencia social
La pregunta que planteo en esta reflexión no es por quién votas, sino porqué, cualquiera que sea tu elección, a qué se debe. A partir del concepto de la influencia social, considero que el convencimiento de votantes, la decisión que éstos tendrán que tomar respecto de un candidato u otro, tiene a la influencia social como uno de los más fuertes definidores.
Tengo la intención de que el lector reconozca qué es lo que lo motiva a emitir su voto, si ya tiene decidido cuál es su candidato, (2012, es año de elección de Presidente de la República y Poder Legislativo), tenga presente qué fue lo que lo llevó a esa elección, que identifique cuál de las estrategias de campaña de los partidos políticos logró que mantuviera esa posición o cambiara para beneficiarlo con su voto. Espero que este texto no sea mayormente utilizado por quienes realizan las campañas porque entonces estarán enriqueciendo y afinando sus estrategias para influir de diversas formas en los votantes, especialmente los hasta ahora indecisos.
La influencia social es entendida como la inducción de una persona hacia otra para llevar a cabo cierto comportamiento, es diferente al cambio de actitud, porque no implica un cambio interno (Rodrigues, Aroldo 2002).
La influencia social se ha estudiado en tres modalidades:
La primera es la normalización (convergencia interindividual), vista como una influencia recíproca  cuando las personas que interactúan no cuentan con un juicio previo, la experiencia  es nueva para ambos y parten de un punto central. La normalización puede también estar basada en la evitación del conflicto que se refiere al intento de evitar el desacuerdo ya que esto ocasionará inseguridad y se reforzará la idea  que tenemos en cuanto a que entre más extremosos sean nuestros juicios más probabilidad habrá de que se dé un desacuerdo (Allport 1966 citado en Clay, 1999). Así al sujeto le da lo mismo emitir o no un juicio, no se involucra y no se orienta hacia el consenso sino a evitar la divergencia.  Una estrategia de influencia mediante normalización para las elecciones de un candidato, estaría dirigida principalmente a las personas jóvenes, que en México votan por primera vez a los 18 años, para ellos se trata de una experiencia nueva aunque dependiendo de su nivel educativo y de acceso de los medios de información, no se considera que parten de cero. No se espera una ideología bien definida ni involucramiento en paradigmas de partidos políticos, por tanto, es probable que una orientación al voto bastará con que sea aquella que le evite conflictos, que le reste inseguridades, quien vota bajo este tipo de influencia social, muy probablemente lo hará sin comprometerse, más por cumplimiento de un deber, o de oportunidad de ejercer el voto, sin involucramiento mayor, de tratarse de jóvenes, bien pueden ser convencidos a partir de hacerlos creer que su voz es escuchada, que se da una interacción de dos vías.


Otro intento para obtener la normalización es el marco de referencia que se refiere a dejarse influir de un juicio ya dado por otro para emitir el propio, aquí lo importante no es el juicio que se emita sino la relación que se quiere establecer con la otra persona; a esto Moscovici y Ricateu (1972) le llaman paradigma autocinético (Morales, 1992). Las respuestas del otro influyen en los juicios del sujeto porque definen un marco de referencia que el sujeto parece hacer suyo sin darse mucha cuenta de ello. Interiorizando éste marco de referencia, los juicios posteriores serán influidos por él ( Morales,1992). Bajo este criterio, las estrategias de campaña se centran en presentar personajes célebres o líderes de opinión que ante los medios manifiestan su simpatía por un candidato o partido, el peso mediático o de simpatía de ese personaje es directamente proporcional al convencimiento de sus seguidores. Ante un votante indeciso, recibir el mensaje de alguien que admira o que representa autoridad (no necesariamente respetabilidad), le mueve a tomar una posición de simpatía. Ejemplos los hemos tenido durante muchos años, donde un actor, una bella actriz, un deportista o un escritor reconocido sale a la televisión, periódicos, radio y hasta mensajes en el cine a decir por quién emitirá su voto, no requiere dar mayores argumentos, pues su sola presencia es capaz de influir en la decisión de su seguidores o simpatizantes. Sólo un punto qué resaltar en este método, no aplica para todos los niveles socio culturales, porque una celebridad que goza de gran popularidad generalmente tiene una contraparte de antipatía, muchas veces un ídolo de la música juvenil es rechazado por personas mayores, muchas veces un género de música que mueve a las masas es insufrible para otras personas. Muy particularmente, una celebridad los espectáculos por simpática que pueda ser, encontrará un rechazo en muchos otros estratos de la sociedad que consideran superficial dicho ambiente, al mismo tiempo que se da una aceptación de los seguidores, se da el rechazo de quienes reflexionan un poco más su voto. Otro riesgo es la volatilidad de las celebridades que un día están en la cima del mundo y en el primer lugar de popularidad y al otro día se consideran pasados de moda, su proclividad a los escándalos también puede ser un punto en contra del partido o candidato por el que se manifestó.
La segunda modalidad de influencia social es el conformismo, entendido como un esfuerzo por obtener aprobación social de los otros y amoldarse a las expectativas de las personas para mantener sus actitudes positivas hacia nosotros. Como sabemos las relaciones interpersonales son siempre de mutua dependencia ya que ambas partes involucradas tienen el potencial de influir en otros y a su vez tienen que pagar los costos psicológicos que incurren en los otros. Si la relación es con estatus similar se equilibra el costo y la influencia; si alguno de ellos tiene un estatus más alto puede darse la oficiosidad; ésta se refiere a la serie de maniobras por las que la persona dependiente de menor estatus hace para mantenerse atractiva a los ojos de la que tiene un estatus mayor. La oficiosidad es algo cotidiano y todos  lo hacemos día a día en menor o en mayor grado sin sentir culpa. Jones en Clay (1999) afirma que existen tres maneras de ganarse  la voluntad de los demás: por medio de cumplidos, expresando conformidad con ellos y presentándonos de una manera que no sea favorable. Si la persona poderosa se da cuenta de estas maniobras puede reaccionar  con una conducta negativa. En nuestro País este es uno de los métodos de influencia social más peligrosos por su efectividad, por su superficialidad, engaño y su limitado efecto a corto plazo. Cuando se ha tratado de identificar las características etnopsicológicas del mexicano, no es el machismo y mucho menos el nacionalismo lo que nos representan, la primer característica es la cordialidad, es decir, caer bien y hacer sentir bien al otro, (recuérdese el ejemplo de la frase “tu casa es mi casa”), a pesar de que dicha cordialidad conduzca a perder de vista objetivos y metas, provoque gastos innecesarios y hasta reste ganancias. Esta modalidad de influencia social, basada en la adulación y pertenencia a grupos o círculos funciona para atraer votantes a quienes se les pueda adular y abrir puertas que antes tenían cerradas, la ilusión de pertenecer a agrupaciones, lugares o grupos a los que no podían acceder, definitivamente les hará emitir su voto, siempre y cuando reciban esta campaña desde un status superior o similar, ya que de recibirse de uno inferior la reacción será negativa.

Finalmente, la tercera modalidad es la Innovación: referida al proceso de creación de nuevas normas con el fin de reemplazar las ya existentes (Faucheux y Moscovici, 1967, citados en Morales, 1994). Esta modalidad ha funcionado cuando un modelo o sistema se encuentra en declive, cuando es sabido que un cambio prácticamente en la dirección que sea, será mejor recibido que mantener las cosas como están. Esta modalidad debería ser muy congruente y presentar un nuevo paradigma posible técnica, financiera y socialmente posible, dado que aquellos votantes que se arriesgan al cambio, presumen conocer bien las circunstancias actuales y tener noción de lo que subsanaría las deficiencias del modelo actual. Un cambio propuesto debe guardar su debida distancia con los dogmas o actos de fe, pues como paradigma deberá ser un modelo bien fundamentado y delimitado, haciendo saber al votante en cuales circunstancias lo nuevo también se agotaría y necesitaría reiniciar el ciclo. Dado lo anterior, se esperaría que una propuesta de cambio debería ser presentada a personas con capacidad de debatir y discernir, cuyas opiniones pueden retroalimentar la propuesta de nuevas reglas, o sea nivel sociocultural más alto.

Según Rober Cialdini, existen diversas tácticas utilizadas para influir en las personas (Cialdini, R. 2001):

  • La táctica de “un pie en la puerta”: Con mucha frecuencia los vendedores ofrecen regalos a los consumidores con el fin de que éstos los acepten o les dejen hablar sobre su producto. Una vez que tienen “un pie en la puerta” el vendedor inicia el intento de persuasión destinado a vender el producto o el servicio que ofrece. Esta táctica tiene la ventaja de hacer que el receptor de la comunicación persuasiva esté dispuesto a aceptar de buena gana al vendedor por el regalo recibido. Cualquier forma de atraer a la persona blanco de influencia para permitir que quien va a influir inicie su intento se clasifica bajo esta técnica. Como estrategia electoral, popularmente ha sido conocida como la operación tamal (para quienes no están familiarizados, tamal es una comida que proviene de tiempos precolombinos, consistente en harina de maíz cocida que envuelve a carne y condimentos, alta en carbohidratos y envuelta en hoja de elote o de plátano, este platillo por sí solo equivale a un desayuno) esta estrategia consiste en llevar grupos de personas a emitir su voto por un candidato o partido y al finalizar se les entrega dicha comida, las variantes incluyen una despensa, ropa, y hasta materiales para construcción en algunos lugares o insumos agrícolas en zonas rurales. Pero no siempre son así de evidentes ni a corto plazo los regalos, pues muchas otras veces comprometen mejoras como pintura de fachada en viviendas, iluminación pública y hasta adoquinado de calles para gustos más exigentes. Esto abre puertas e instala un compromiso con el votante “beneficiado”

  • La táctica o técnica de la “bola baja”: Aquí el persuasor comienza solicitando algo como la hora actual, una dirección u opinión sobre el clima, que conduzca a una fácil adhesión y después presenta otras acciones que siguen a la adhesión inicial. Entonces es cuando salen a relucir las verdaderas intenciones. Aunque implica un trabajo más profundo y elaborado que la entrega de regalos, con esta táctica, se otorga a votante una cierta característica o atributo que lo hace sentir útil y de provecho, consecuentemente la población destino es aquella que tiene algo que aportar, así sea conocimiento, participación en encuestas, sondeos, cualquier tipo de interacción que permita un contacto primario y de confianza, a partir de ahí al votante se le va pidiendo sutilmente involucramiento mayor.

  • La táctica o técnica de la “puerta en la cara”: Esta técnica consiste en hacerle a una persona una solicitud que sin duda será rehusada (la puerta cerrada en la cara), para enseguida formular el pedido que el experimentador realmente desea, el cual es mucho más modesto que la demanda rechazada. A un posible votante podría pedírsele que se adhiera a un candidato o partido y que reúna a 200 militantes más, ante una negativa inmediata se le puede bajar la exigencia hasta llegar a tres militantes más o en el caso de solicitarle que pinte su casa con los colores del partido, cambiar a un compromiso de simplemente portar un distintivo discreto.

  • Reciprocidad: Si le hacemos un favor a alguien, esto nos da en cierta forma el derecho de solicitar un favor igual en el futuro.  El abuso de esta técnica muchas veces se vio reflejado en que obras públicas, o mantenimiento y mejora de servicios públicos se dan casualmente en tiempos electorales, así durante todo el periodo de gobierno, no se hacen los trabajos que son obligación de administración pública por más peticiones ciudadanas que haya, hasta que se desanudan las trabas y se hacen los trabajos, remarcando que son producto de la preferencia por un partido o candidato. Es tal el abuso de esta técnica que actualmente cualquier anuncio de logros o actividades del gobierno está obligado a llevar una leyenda que asegure que no será utilizado por partido alguno.

  • Juego de roles: Es pedir a la persona que se imagine que es otra persona y una vez que ha hecho empatía con el rol se le pide algo para esa persona. Electoralmente se ha explotado como aquellos comentarios que emite un ciudadano cada vez que se le pide qué espera de su candidato, cuáles son las acciones de gobierno que si él tuviera el poder realizaría, esto llevado a niveles más intelectuales se representa como foros de discusión donde se hace participar a la población directa o virtualmente (es decir, en persona o por medios remotos como el internet) haciendo propuestas de cómo debería hacer su trabajo el candidato, la sola aceptación de sus propuestas hace creer al votante que ha sido tomado en cuenta y que se gobernará como él lo haría, entonces se presenta un compendio de miles de propuestas donde se pierde la del votante o se retoman unas cuantas generales que dan este mismo efecto de sentirse tomado en cuenta.

  • Temor, vergüenza y culpa: Se trata de persuadir al otro mediante argumentos que hacen hincapié en lo negativo de las consecuencias de no acceder a cierta petición y se suscita el temor. También llamado campañas negras o de terror, presentar a un candidato como un peligro para el futuro, inundar los medios manipulables con noticias exaltando las consecuencias de gobiernos con ideologías o características similares a las de un candidato. Mostrar como deleznable seguir un cierto partido, denostar a un grupo social afín a candidato alguno y maximizar un sentimiento de responsabilidad ante posibles consecuencias negativas, sobra dar un ejemplo.

·         Tecnología social: Esta se produce por la tentativa de imponer a otras personas ciertas actitudes o creencias. Al tratar de imponer lo contrario de lo que se desea obtener, se canalizan las fuerzas de reactancia psicológica en la dirección deseada. Escuché alguna vez como anécdota de descarada manipulación en alguna comunidad indígena mayoritariamente iletrada que se encontraban decepcionados por el partido en el poder, la campaña del candidato les mostraba la boleta y les decía cuál es el partido que no quieren…. .  pues a ese pónganle un tache como signo de que lo rechazan..-

La culpa y la vergüenza son formas de control social porque despiertan temor en los involucrados. Hay sociedades que interiorizan las normas sociales más fácilmente y hay otras que no lo hacen. Existen las culturas de culpa que son aquellas en  las que la conducta se rige por la renuencia del individuo a sentirse culpable por haber violado una norma interiorizada y también existen las culturas de la vergüenza que es cuando los miembros acatan normas sociales únicamente cuando otros miembros están presentes y pueden avergonzarlos. (Gerhart Piers y Milton Singer 1953 en Clay, 1999).

En psicología social hablar de la influencia social significa hablar de las transformaciones que sufren los mecanismos generales de juicio, la percepción, la memoria como resultado de las interacciones entre dos sujetos, dos grupos, relativos a un objeto o estímulo común” (Faucheaux y Moscovici, 1967, p.183)

El proceso de influencia está relacionado con los actos, los sentimientos y la cognición. Se observa una restricción y un impedimento de la libre elección y el libre ejercicio de la opinión individual, no obstante los individuos actúen como si gozaran de una independencia absoluta.

El acto de emitir un voto, por personal, directo y secreto que parezca, deviene de todo este proceso de reflexión, manipulación, valoración, tamizado por los valores, las creencias, resultado de la interacción con personas, grupos, medios, personas de autoridad y examen mismo de conciencia.

¿Tú por qué votas?



Cialdini, R. B. (2001). Influence: Science and practice (4th ed.). Boston: Allyn & Bacon.
Clay, Henry ( 1999) Introducción a la Psicología Social. Biblioteca Técnica de Psicología México Ed. Trillas.
Davis K. y Newstroom, John, (2001) Comportamiento Humano en el Trabajo, México, Ed. McGraw Hill.
Diaz-Guerrero, Rogelio (1998) Psicología del Mexicano, Ed. Trillas.
Morales, Francisco (1992) Psicología Social, España, Ed. McGraw Hill.
Rodrigues, A., Assmar, E., Jablonski, B. (2002) Psicología Social , México Ed. Trillas



miércoles, 8 de febrero de 2012

El poder, su ejercicio y beneficio


Hoy que en nuestro país se vive la efervescencia de un año electoral, de intensas campañas, de competencia entre candidatos, partidos, supuestas ideologías y supuestos liderazgos. Me pregunto si en verdad todos esos esfuerzos se encaminan a una inquietud legítima por servir a los demás.
El servir a los demás, la búsqueda del bien común, debería ser uno de los anhelos más elevados y reconocibles de la calidad humana, pero me sigo preguntando, ¿tanto proselitismo para sacrificarse por los demás?
No tengo una respuesta, pero tengo algunas hipótesis, desde el mantenimiento del statu quo, hasta los compromisos comerciales, pasando por intereses de grupo y beneficios indirectos por medidas poblacionales o promulgación de leyes, y si los resultados no se verán en el corto ni mediano plazo, ¿sigue valiendo la pena?
No es mi intención terminar con una pregunta cada párrafo, sin embargo, la interrogación mayor que me aparece es si acaso toda la búsqueda de los candidatos es por el poder en sí mismo.
El poder como una táctica de influencia social, se clasifica en diferentes tipos según French y Raven (1959)*:
Poder de recompensa: Es el tipo de influencia social que se presenta cuando A es capaz de ejercer influencia sobre B, en virtud de la posibilidad que tiene de recompensar a B cuando éste obedezca. Llámese promesas de campaña, votar a favor o en contra de alguien porque se obtendrá un beneficio futuro, ya sea individual o colectivo, este tipo de poder es demasiado delicado, pues el incumplimiento de una promesa, compromiso o la simulación del beneficio, impacta en la confianza, misma que puede ir de confianza en el candidato o confianza en el partido, grupo o ideología que representa. El desencanto es casi inmediato y estigmatizante.
Poder de coerción: Ejercido cuando A es capaz de influenciar a B, en virtud de la posibilidad que tiene de infringirle castigos a B si éste no obedece. Esta influencia depende directamente de la posibilidad reconocida por B de que A puede aplicarle sanciones si no cede a la influencia ejercida por A. De las más tristes prácticas electoreras que han tenido cabida en la historia de nuestro país, desde aquellos que al no votar por un candidato, se les cumpliría la amenaza de perder su trabajo, aquellos que podrían perder beneficios previamente obtenidos como castigos inmediatos. Aunque por otro lado, se encuentran los castigos a mediano y largo plazo, como relegar a grupos étnicos, sociales, desaparición de condiciones para el desarrollo de alguna comunidad, castigos de mayor alcance que se convierten en amenazas latentes por periodos largos de tiempo.
Poder legítimo: Identificable en situaciones en las que determinadas conductas son apropiadas y otras inapropiadas.  La propiedad puede estar determinada por la tradición, las creencias, los valores y las normas.  Siempre que A emita una conducta deseada por B, en virtud del reconocimiento de la legitimidad de que disfruta B para prescribir dicha conducta. Conducirse correctamente, este poder tiene como su principal pilar la congruencia, esa correspondencia entre el decir y el hacer, que se convierten en una espada de Damocles, pues el ejercicio de ese poder siempre estará amenazado por una mínima desviación de quien lo ostenta, llegando inclusive a un linchamiento mediático y social si se quebranta la confianza depositada en ese líder legítimo.
Poder de referencia: Las personas pueden desempeñar, en relación con otras personas, el papel de puntos de referencia positiva o negativa. Existen personas con las cuales nos identificamos y otras con las que no tenemos nada en común. Y ahí es donde entran en juego la ideología, el conjunto de valores y creencias que rigen la conducta de las personas, un candidato puede representar lo positivo para un grupo social, para una familia, para una simpatía, pero completamente lo opuesto para otro grupo social o para otras familias, generalmente es un poder mediante calificativos y descalificaciones, donde ser o actuar de forma similar al candidato puede segregar o provocar divisiones entre pares, desafortunadamente se trata de afinidades no siempre profundas de ideales de vida, sino superficiales, de apariencia por ejemplo, mismas que pueden cambiar de un periodo a otro como simples modas.
Poder de conocimiento: Se dice que A tiene poder de conocimiento sobre B cuando B obedece las prescripciones dictadas por A, en virtud de la aceptación del conocimiento demostrado por A.  Efecto de autoridad, concedida a una persona que se sabe con mayores conocimiento y sapiencia que los demás, al depositar en un candidato un poder de este tipo, se entiende que está por encima de los demás gracias a que ha estudiado, se ha actualizado, tiene respaldo de instituciones educativas, es reconocido por comunidades de profesionales y cuando toma una decisión, garantizaría que es la más atinada y que considera todos los riesgos medidos. Una desventaja es que difícilmente existe un experto en todas las áreas de conocimiento, así que valdría más la pena pensar en aquel candidato que arma un equipo de expertos en las diversas áreas cuya problemática deba atender. Este poder debería complementarse con una constante actualización, ya que el conocimiento en cualquiera de sus áreas avanza arrolladoramente.
Poder de información: Cuando una persona A cambia su comportamiento o actitud en función de una reorganización cognoscitiva provocada por el contenido de una influencia ejercida por otra persona B y no en virtud de alguna característica específicamente asociada con B. Este es el poder ejercido por alguien que logra cambios en la concepción del mundo que tienen las demás personas, poder otorgado a quien ejerce una influencia tal que transforma creencias y entendimiento global. Lo peligroso de este poder es que puede llevar a la manipulación, provocar un cambio en la estructura de pensamiento o simplemente en el esquema de algo, puede ser utilizado en exceso o en distorsión de conceptos valiosos.

Habría que distinguir entre recompensa personal e impersonal y coerción personal e impersonal. El primer tipo se refiere a la recompensa o castigo y el segundo tipo se refiere a recompensas materiales y los castigos de la misma naturaleza.  En cuanto al poder legítimo, Raven lo atribuye a cuatro tipos: legitimidad producto de una posición ocupada por una persona, legitimidad en función de la necesidad de devolver por reciprocidad un favor recibido, legitimidad en función de la equidad y la legitimidad producto de la dependencia, como ocurre cuando un líder depende de la colaboración de sus subordinados para alcanzar un objetivo común.
Vienen tiempos de elecciones y al parecer no estamos otorgando el privilegio de servir a un País, sino otorgando el uso del poder para conducir las políticas públicas. Entre muchas de las características que nos toca valorar está exactamente esta, la forma en que ejercerá el poder el candidato electo. Va este texto sin mayores conclusiones de quien escribe, este poder se lo dejo a quien lee.

*Citado en French, Wendell y Bell, Cecil. (1995) Desarrollo Organizacional, México, Ed. Prentice Hall.