Pensamiento Asertivo I
Este tema forma parte de un curso
y entrenamiento que no he tenido oportunidad de impartir, pero que emerge
constantemente cuando tengo que trabajar en equipo o más aún resolver
conflictos de equipos de trabajo, ¡cuánto podríamos avanzar sin el lastre que
la falta de asertividad provoca!.
Sin irme a una definición
académica de la asertividad, en general, en este concepto convergen en primer
lugar la palabra que le da origen: certeza, del latín assertus: afirmación de
la certeza de una cosa. Comunicarse con asertividad tiene que ver con conocer y
respetar los derechos propios, defenderlos siempre en un contexto de respeto a
los derechos de los demás. Así de simple para entender, aunque no de aplicar.
La asertividad se relaciona también con la expresión de los sentimientos, los
deseos y el comportamiento adecuado en determinadas situaciones sociales.
Se considera la asertividad como un rasgo de
personalidad, lo que implica que unos nacen con ella y los que no, pueden
alcanzarla con entrenamiento. Sus principales beneficios son la disminución de
conductas de decaimiento u hostilidad,
no dejar que la dignidad propia sea pisoteada y reducir la ansiedad.
¿Cómo le digo que no?
Esta frase que he escuchado tanto
en personas mayores cuyo rasgo de
amabilidad es superior inclusive al de supervivencia. Considerar que se
está incapacitado para decir “no”, es un grave error, que como todos los errores trae consecuencias.
La principal es esa incomodidad, esa insatisfacción consigo mismo de tener que
hacer algo, ceder en un razonamiento con el que no se está de acuerdo, es la
ansiedad que genera sentirse incapaz de expresar opiniones propias y devaluar
la propia persona a situaciones o hechos indeseables.
No basta con decir “no”, parece
que estamos comprometidos a dar explicaciones tan largas y de implicaciones tan
graves que hasta mentir se convierte en una falta menor.
“- Por educación le tuve que
decir que si-“
Entre muchos de los paradigmas
retorcidos con que hemos vivido está la creencia de que uno debe ser amable y
cordial hasta con quien no lo merece, aunque eso comprometa nuestra
estabilidad, tranquilidad, horarios, saltarse comidas, no dormir, perder
recursos y lo peor, sentirse usado, pisoteada la dignidad. Además de estar
entre la espada y la pared porque en caso de negarse, habrá un sentimiento de
culpa.
“-No seas malo, hazme el favor
que te pido – “
Y con tal de no ser malo (con los
demás) uno puede ser malo consigo mismo, pues hacer un favor contra la
condición de volverse el malo del cuento, el malvado de la historia o el
villano de la aldea, no reduce la ansiedad, ni el resentimiento en el caso de
saberse manipulado por otras personas. En este mismo blog el año pasado ya
escribí sobre las técnicas de influencia social y el chantaje es una de ellas,
( http://jesusorduna.blogspot.com/2012/02/y-tu-por-que-votas.html )
“Que dice mi Mamá que siempre no”
Es una forma de lograr un "no",
pero quizás la más aberrante, no digo que sí pudiendo ayudar, pero digo que no
exhibiendo que no tengo la capacidad de decidir. Alguien que tiene control
sobre mí, decide lo que hago y lo que dejo de hacer, es más sano, un “no
quiero”. Manifestar que es una cuestión de voluntad hacer o no algo, es un
valor agregado al respeto de uno mismo. Lo hago porque quiero hacerlo, no
porque alguien me lo imponga, me reprenda o por culpa. En capacitación se tiene
muy claro el ”no puedo”: “Si no sabe, le enseñas, si no puede, lo cambias de
tareas, pero si no quiere, no hay nada que hacer”.
“Lo hice con tal de que se callara, le presté
dinero para quitármelo de encima, le dije que si para que dejara de molestarme,
accedí con el fin de que se quitara de mi vista”
Con esas razones, lo que en
realidad se hizo fue triangular, es decir, ceder a algo con tal de quitarse un
lastre o una molestia, es una forma de justificar la incapacidad de decir NO.
Porque con la asertividad llevada a la práctica, en el primer caso hubieras
logrado que se callara, quitártelo de encima y detener sus hostilidades
enfrentándolas per se y no accediendo a algo que al final de cuentas no querías
hacer.
“No vayan a creer otra cosa”
Esta sentencia se relaciona mucho
más con la debilidad personal, con complejos y con una sobre valorada opinión de
los demás. “Con tal de que no crean que soy egoísta” le tuve que dar
explicaciones y ceder en algo que yo no quería. Esta conducta puede disminuirse
con autoconocimiento, es decir, si alguien me critica de vanidoso, acepto que
algo hay de eso, si me critica por impuntual o por desconsiderado, tener claro
que alguna de esas características me pertenecen y estoy trabajando o al menos
adaptándome a ellas. Conocerse y aceptarse es una conducta más sana que
aparentar o tratar de modificar la imagen que los demás tienen de mí.
“Con tal de no saludar a esa
persona, di dos vueltas a la cuadra”, “para que no me digan tacaño, cooperé,
pero me quedé sin comer lo que quería ese día”. “Para que no me preguntaran por
mi impuntualidad, entré por la ventana”. “No quería verme diferente a los demás
y salí a comprarme ropa apropiada para esa ocasión”…. Podría dar más ejemplos,
pero el común denominador que quiero resaltar es la economía: la falta de
asertividad puede ser costosa, en tiempo, dinero, riesgos o hasta perderse de experiencias. La respuesta asertiva
de ninguna forma es una oposición a las normas ni una falta de compromiso o
desaire por las reglas establecidas. Recuérdese aquí no sólo el comportamiento
adecuado en situaciones sociales, sino actuar con respeto a los derechos
propios en el contexto de respeto a los demás. Un contra ejemplo dramático lo
recuerdo de una amiga platicando que a su fiesta de XV años no pudo invitar a
sus amigos que su papá armó una gran fiesta y ella se la pasó llorando porque
nadie de los invitados era cercano. Y poco después se pasó llorando en su boda
porque su papá la “casó” con quién él decidió y entonces se la pasó llorando en
la boda, platicado esto dos décadas después cuenta cómo tuvo que divorciarse a
los pocos años y haberse perdido las experiencias propias de esa edad. Ahí
están los costos.
Ser excesivamente asertivo.
Eso no existe, uno no puede caer
en excesos si se tiene presente el respeto a los derechos propios y ajenos,
existe un sano punto de equilibrio. Aquella
persona que hace críticas ácidas y no solicitadas no es asertivo, aquel que se
precia de decirles a todos sus verdades, aquel que presume de observador y a todos les encuentra la paja en ojo, o es
experto en poner el dedo en la herida,
no están siendo asertivos, algún derecho está pasando por alto, algo no está
respetando o en alguna conducta se está excediendo, no en la asertiva, insisto por definición no
puede ser excesiva.
Entrenamiento para ser asertivo:
Como rasgo de la personalidad,
con mucha envidia podremos ver que hay gente asertiva, que luego de expresar su
punto de vista, de negarse o de comprometerse a algo, no se quedan con culpa ni
con aversión de los demás, aquel que entre el público del teatro es capaz de solicitarle al
otro que no hable sin ofenderlo y sin opción de réplica, está siendo asertivo. Aquel
que se sobrepone al chantaje y tiene la seguridad de negarle un favor descomunal
a otra persona que con llanto en los ojos lo pide como última opción. Está
siendo asertivo.
Pero no todos somos así, algunos
nos queda una extraña sensación de sentir que el otro comete abuso, pero ni
modo ya le dijimos que si. Que no queríamos hacer algo pero no había opción,
como si no pudiéramos elegir. Que ya quiero terminar una conversación que no
lleva a nada, pero el otro se puede ofender. De no haber nacido con esa característica entonces
se puede desarrollar.
Primeramente uno debe ser
suficientemente reflexivo, sabiendo que ser asertivo tiene que ver con el
respeto a uno mismo y a los demás, detenerse unos segundos a preguntarse qué
pasa si accedo, qué pasa si me niego y cómo me sentiría después de cada una de
las opciones. Imaginar el estado emocional posterior es un buen calibrador para
manejar la situación.
En segundo lugar medir las
consecuencias, qué pérdida hay en caso de no acceder y qué ganancia, el
análisis costo-beneficio no sólo es monetario, tiene que ver con el tiempo
invertido y las emociones que se comprometen, así que negarle un favor a un
amigo, si este fuera el peor de los casos, ni me dejará con emoción negativa (un
amigo siempre lo entenderá) pero invertir más tiempo del que uno estaría
dispuesto a ofrecer puede traer consecuencias mayores. La premisa básica es te
respeto, pero primero me respeto yo, en cuestiones de pareja sería: te quiero,
pero más me quiero yo, pues de no quererme a mi mismo, no valorarías el amor
que podría ser capaz de dar.
Tercero: todo se logra con entrenamiento,
aquellas personas que se creen incapaces
de decir que no, o de negarse o de emitir una opinión propia aunque difiera de
la del líder, les puedo asegurar que la capacidad sí la tienen, sólo tienen que
agregar respuestas a su repertorio. Frente al espejo uno puede pronunciar las
palabras “no”, “no estoy de acuerdo”, “tengo derecho a pensar diferente”, “me
cansa que me llames tanto”, “hoy quiero salir a comer solo”, “tengo una idea, hagamos una fiesta”, “siempre me has gustado”, “eres importante para
mí”, “te extrañé”. Etcétera.
Repetir las frases frente al
espejo, es una forma de integrarlas al repertorio, de manera similar a hacer
una acrobacia física, seguramente la primera vez, me caeré, pero la segunda,
cuidaré ese detalle que me hizo caer”, “la
tercera vez me pasé y di dos vueltas más de las planeadas”, la cuarta vez me
hubieran calificado con ocho, pero con el paso del tiempo y seguir practicando
puedo logar el 10 olímpico. De esta misma forma, uno puede practicar el “no
quiero”, y ser consistente en la respuesta ante la lluvia de intentos: “no te
quita nada”, “no te tomará mucho tiempo”, “tu puedes hacerlo”, “si quieres no me
des 100, sólo 50” (ojo con la técnica de la bola baja), ante todas las
respuestas uno puede practicar “no, no me quita nada” no me cuesta tanto,
quizás no me tome mucho tiempo, seguro que puedo hacerlo, etc. Pero con toda
certeza te digo que no quiero, no me sentiría bien de hacerlo.
¿Y para qué sirve ser asertivo?
Entre otras cosas para evitar los
abusos, no necesariamente en el adulto, pero los niños deben aprender a decir
“no quiero que toques mi cuerpo”, “no me dejes sin mis juguetes”, “no quiero
prestártelos”, “respeta mi tiempo”, “no
me golpees, respétame”, “no quiero probar esa sustancia”. Los adultos por su parte: “no puedo dedicarte
más de mi tiempo”, “me gustaría ir pero no ahora”, “te puedo prestar dinero,
pero no estoy seguro” (recuerdo una conversación en la fila del banco donde un
compañero le pide a otro que le preste dinero y entre sus razones están que se gastó
la mensualidad que tenía que entregar, que recibió un ultimátum por no pagar
tres meses su tarjeta de crédito, que le urge pagar el préstamo que le hizo
otro amigo, que tiene muchas deudas y ya no puede con ellas…. Su interlocutor
simplemente dijo: con esos antecedentes no puedo arriesgarme a prestarte.)
Tranquilidad: nada hay más
gratificante que haber dado la respuesta correcta, en el momento correcto a la
persona correcta.
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