miércoles, 29 de agosto de 2012

Personajes en las juntas de trabajo



Trabajar en equipo no es fácil, al menos no dentro de una cultura donde se reconocen los logros individuales, se plagian con toda facilidad las ideas, se clonan productos y se hace “caravana con sombrero ajeno”, generalmente los equipos no se forman para compartir las fortalezas y combatir las debilidades, en lugar de un trabajo integral se entrega un rompecabezas donde cada pieza llega a tener la firma del autor individual, peor aún, no se permite el rol de moderador, cualquier persona que demuestre atributos de líder, se le hace responsable del producto en lugar del proceso.
Existen reuniones tan aburridas y llenas de paja, de participaciones redundantes donde con un poco de observación se identifican personajes, roles, papeles representados, de ellos aquí algunos de los que nunca pueden faltar:
1.- Divo:
El que es dueño de la reunión, que toma y arrebata la palabra, aunque nada sustantivo tenga para decir, pero se considera el protagonista y hace gala de sus ademanes, gestos, tonalidades de voz, poses y clichés, así como chistes o aforismos que tuvieron gracia hace muchos años, pero que compromete a los demás asistentes a reírse antes que parecer que no lo entendieron. Considera que debe emitir una opinión sobre todos los temas, así sea los más relevantes que no le atañen o los más insignificantes que sólo hacen pesada la reunión. Este personaje también hace un constante esfuerzo por llevar los temas a su nicho de conocimiento, por que dejar un cabo suelto le restaría la recién obtenida autoridad. Una característica inequívoca de este personaje, es que cuando otra persona emite una opinión valiosa, se dedica a adularlo como si esa opinión fuera producto de la “inspiración”  que consiguió sembrar en los demás. No reconocerá aportaciones de alguien más.

2.- Sabelotodo:
Este personaje no aporta, pero sanciona, no genera ideas, pero critica a las de otros, no propone, pero invalida las demás iniciativas, habla de reglas, normatividad, estilos, modas, modelos y paradigmas, que los demás ignoran pero él no está para resarcir las lagunas y la alarmante ignorancia de los demás. Le encantaría terminar la reunión de inmediato y volver a citar cuando los otros dejen atrás su condición de iletrados.
3.- Explicador:
En contraposición con el Sabelotodo, un explicador, no se ufana de tener todo el conocimiento, pero ni necesita decirlo, todas sus intervenciones son para contrarrestar la ignorancia, de alfabetizar a los demás, de no poder explicar la “H”, porque tiene que repasar la A, B, C, D, E, F, y G, tiene plena convicción de que los demás no tienen idea alguna del tema en cuestión y que para el objetivo de la reunión es necesario un “crash course” sobre el tema, eso no es todo, cree que el único calificado para el otorgar dicho  curso es él y todos deberían agradecer el nivel de detalle al que hará el favor de dirigirse.

4.- Invisible:
Este personaje de las juntas, lo quiera o no, pasa desapercibido, es esa persona que parece no estar, que se convierte en parte del paisaje de la sala de juntas, que si los asistentes son 15, la lista de asistencia sólo se compone de 14, si hubo que votar, el total de votos es 14, inclusive quien ofrece el café o botellines de agua son 14, si hubo un “break” al regresar se retoma la junta con 14 y de repente nuevamente son 15 aunque nadie escuchó la puerta, ni percibió movimiento de la silla que ahora está ocupada, con una presencia que de repente se desvanece, de hecho por más esfuerzos que se hagan, nadie recuerda su nombre. Al final de la reunión nadie sabe en qué momento salió ni lo que aportó.
5.- Transparente:
A diferencia del invisible, existe aquel que es transparente, permite el paso de los demás, no refleja la luz y el hecho de su presencia no tiene más objetivo que dejar que se vea otro, no es un porrista, un fan y mucho menos un palero, este trasparente no hacer mayores aportaciones, simplemente ocupa un lugar físico, forma quórum o está ahí por si su superior jerárquico precisa de algún apoyo. El transparente tiene cuerpo y cerebro, de hecho no sólo le acerca el vaso con agua, puede hacer cálculos y hasta ser la herramienta mnemotécnica del que está al lado, pero no está en su condición tener imagen propia.
6.- Arlequín:
Indispensable en toda reunión, junta o curso, ese que da el toque gracioso, que detona una sonrisa, que señala el error involuntario o convierte en una salida ingeniosa la equivocación ligera del hablante, sin embargo, su papel es tolerable los primero s dos minutos o en suma cinco a lo largo de una reunión de horas, pues al tercer minuto se vuelve insoportable, la risita que provocó al principio se vuelve forzada porque su “rolling gag” no puede seguir siendo hilarante y si acaso lo es, impide que la reunión se conduzca con orden y hacia sus objetivos, aquel que se equivocó una vez y compartió lo jocoso del momento, odiará la  segunda ocasión y lo que es peor, tendrá que soportar ser recordado en adelante por la anécdota “simpática” que de ahora en adelante lo estigmatizará. Todo arlequín debería seguir su carnaval pero en otro lado.

7.- Cancerbero
Sin temor a equivocarme, este personaje por escaso que parezca me ha tocado lidiar en muchas reuniones, especialmente aquellas donde el acuerdo al que se llegue afectará a un bando, o terminará con un ciclo y hasta definirá un posición de poder, un cancerbero defiende rabiosamente una posición, de una forma directamente agresiva y sin reparar en los medios para conseguir su fin. Se cuenta que en las convenciones previas a la Revolución Mexicana allá por 1910, casi todos iban armados y más de una vez el argumento definitorio eran las balas. Sin llegar a ese extremo, el actual cancerbero, se vale de levantar la voz, hacer aspavientos, exagerar con escenarios catastróficos en caso de que la posición defendida no resulte escogida. No obstante el derroche energético, el problema del cancerbero es que cubre una sola puerta, es que su misión está tan específicamente determinada, que cualquier salida alterna conduce a una solución no prevista por él mismo.

8.- Concierge
Una forma elegante de llamarle al personaje portero o conserje. Y que conste que no se trata de alguien destinado a apoyar la logística de la reunión, sino uno de los integrantes que en lugar de aportar valor, inevitablemente por su naturaleza amable y cordial, se preocupa por correr las persianas, correr a conectar la corriente para los equipos de proyección, servirle una taza de café a quien está hablando, asegurar el funcionamiento de los micrófonos, inclusive encargarse de llevar trasladar el micro a uno y otro hablante. Llevar el saco o abrigo a un perchero para que las mangas no toquen el piso desde el respaldo de la silla, acercar tarjetas para que los demás puedan tomar notas, recoger los acuerdos y ofrecer la fotocopia o la impresión. Pero  eso no es todo cuando toma la palabra es capaz de cederla  con el fin de no incomodar a los demás, y lo peor, adaptarse a lo que digan los otros sin darle mayor fuerza a los argumentos propios.
9.- El ausente
El nombre es lo más descriptivo, es aquel personaje que manda su cuerpo a la reunión, que ocupa un lugar, pero que no está, más allá del saludo, no vuelve a verbalizar, se instala, se encarga de que su presencia se note, se asegura de que sea registrada su asistencia y procede a desconectarse o a ponerse en “piloto automático” o en términos más recientes en “ahorro de energía” con rostro de “protector de pantallas” (screen saver), parece interesarse, tiene movimientos oculares, llega a asentir y hasta simula tomar notas y emitir voto aunque no sepa para qué. Es característica su mirada vacía, a veces intimidante por inexpresiva, para quien habla provoca cierta incertidumbre porque  termina una idea y no observa asentimiento, rechazo ni siquiera respiración, si acaso se distribuye una hoja o se proyectan remarcando que son  tres los puntos motivo de la reunión, al final este personaje preguntará - ¿cuántos?, al término de la reunión dicen que puede verse recorrer el hilo de plata que trae de regreso su alma de ese viaje astral, al que acaba de asistir.
10.- Tabula rasa
Este término latino, traído de la corriente filosófica del empirismo y popularizado por John Locke como la tabla rasa o mente en blanco, es una combinación de simpática inocencia con insultante ignorancia. El personaje que yo llamo tabula rasa, se presenta a la reunión con una actitud completamente abierta y receptiva si es que algo se puede poner en positivo de su condición, pero  por otro lado se presenta con un desconocimiento ab-so-lu-to de lo que se va a tratar, es decir, no pasó por su agenda, el evento, no consultó el correo electrónico con los temas a tratar, no se enteró ni con cinco minutos de anticipación de que su presencia fue requerida, por lo tanto llega como turista y se distrae con el paisaje porque no trae idea alguna de lo que tratará , se le ve en la reunión con ambas cejas levantadas y con los ojos como platos sorprendido por los temas como si le hablaran de hallazgo de inteligencia fuera del planeta, si su opinión es solicitada, normalmente la esquivará comentando lo importante que es hacer este tipo de reuniones y que le da gusto que se tomen acciones al respecto (porque de las acciones mismas nada sabe). Si bien existen otras corrientes filosóficas que hablan de los beneficios de no crear expectativas para no dejarse guiar por prejuicios, definitivamente no aplica para reuniones de trabajo.
Hasta aquí los primeros 10.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Cuando el C.I. estorba



-Son ustedes un grupo que en general lee mucho y en promedio más rápido que los demás grupos que he tenido en más de cuarenta veces que he dado este curso.- Esto es lo que dijo el instructor en la segunda semana del curso de mapas mentales y lectura rápida.
La primera prueba dos de los asistentes a un grupo de casi 20, calificamos por encima de las 300 palabras por minuto y según dijo, el instructor esto representaba cierto reto en su carrera, la otra compañera y yo traemos cada quien una historia de lectura superior al público al que está dirigido ese curso de lectura veloz y como al cabo de las dos semanas no superamos significativamente las mismas 300 palabras por minuto, nos dijo que no estábamos suficientemente receptivos (como esponjita decía) y que en nuestro caso un alto Coeficiente intelectual en lugar de ayudar nos estorbaba.
Las estrategias de lectura veloz, acompañadas de previa respiración y música relajante se basan en golpes de vista, no verbalizar y avanzar a pesar de no haber comprendido y no detenerse ante palabras nuevas o complejas. De ser posible apuntar con el dedo los caracteres de cada renglón para llevar la velocidad con la mano más que con el ojo. De esta forma, afirma el experto, en obvio del tiempo terminaríamos la lectura pronto y habremos captado un alto porcentaje de la idea principal. Explica que en la memoria humana existe una constante pérdida y que si bien al terminar de leer recordamos alrededor del 40% al día siguiente tendremos si mucho el 3% de lo leído. Por tanto su enseñanza se dirige a hojear completo un libro en un lapso corto, en lugar de leer con calma uno o dos capítulos, así el lector sabrá un poco de todo el libro y no todo sobre un fragmento. (aquí me hubiera gustado presentarle el modelo de memoria de almacenes de Atkinson y Schiffrin, del libro Psicología Cognoscitiva de Manuel de Vega)
El curso me reta al cambio de paradigmas, se nos enseñó a leer despacio, a regresar cuantas veces fuera necesario a un párrafo de difícil comprensión y a verbalizar atendiendo los signos de puntuación, la ortografía y pausas para respirar.  Se me sugiere aprehender el nuevo paradigma y hacer esa lectura superficial y sofocante, pasar de la lectura por placer a la lectura por kilometraje.
Y entonces me pregunto qué pasa con la lectura nutritiva, aquella que uno va degustando a un ritmo pausado, en la que se disfruta al autor como si él estuviera hablando, luego de conocer su voz, nunca más las lecturas de Carlos Fuentes, de Octavio Paz, de Jaime Sabines, Xavier Velasco, Francisco Martín Moreno, Jorge Volpi, Guadalupe Loaeza, Denisse Dresser, Elena Poniatowska, por mencionar algunos, su voz no podría pasar a ser robótica, hueca o siquiera genérica, (inclusive las poesías de Sabines así como de Mario Benedetti les han hecho música, así que además de leerlas lento, uno las puede cantar).
En mi caso alguna vez tomé un curso de radio y grabé programa documental y radioteatro, era tan importante leer con el ritmo y la métrica del párrafo, pronunciar con claridad y repetir la grabación en caso de lengua trabada, que me formé el hábito de leer en voz alta y de ser el caso emular el acento del autor, así un Jorge Bucay se disfruta más imitando una cálida voz con acento argentino y una Denisse Dresser para la que se debe tomar suficiente aire y terminar cada frase con todas sus ideas reafirmantes como si reiterativos sinónimos. Recuerdo a Milán Kundera y casi me parece aberrante querer acelerar mediante lectura veloz sus descripciones de las fotos que tomaba Teresa de los tanques invadiendo Praga o de sus eróticos relatos como si fueran una eyaculación precoz, definitivamente LA insoportable levedad del ser y la Inmortalidad no son libros para lectura rápida.
Ya entrando a la formación profesional, una lectura rápida para entender el pensamiento y lenguaje, aprendizaje y memoria, sensopercepción, teorías de la personalidad, estadística para las ciencias sociales, Psicología social, Psicología educativa, Neurofisiología, Lógica simbólica y semántica y tantas otras materias de la carrera de Psicología donde uno debe aprender alrededor de 2,500 nuevos términos y adoptar otros con nuevas connotaciones.  La verdad es que no me veo revisando los estudios sobre la histeria de Freud, el inconsciente  colectivo de Jung, el origen de la Logoterapia de Frankl, etcétera mediante lectura veloz y superficial (quizás sí a Skinner, pero nada más).
A  esa formación profesional el instructor del curso le llamó el estorbo del I.Q., es decir, la lectura rápida no combina con pensamiento que tenga ambiciones de cuestionar al autor o de traer a la mente conocimientos previos a lo que se lee, porque eso no es efectivo para ganar tiempo.
Y recuerdo ahora, una parte del código cultural de Clotaire Rapaille (a quien ya le dediqué antes una entrada de este blog) sobre aquellos restaurantes en Estados Unidos de América que anuncian “coma todo lo que pueda por 9.99” y que tanto éxito tienen para una cultura en movimiento, cultura de llenar el tanque lo más pronto posible para seguir moviéndose, en contraposición de los restaurantes franceses cuyos platillos son más elaborados, lentamente preparados y parecen finalmente un mini bocadillo, pero que por sí solo presenta una explosión de sabores, de estímulo al paladar para una comida sin prisas acompañada de vino.
Este parangón(fast-food versus slow-food) lo traigo a colación porque finalmente me negué a cambiar de paradigma, quizás a adoptar algunas técnicas para búsqueda efectiva de IOB (Ideas Organizadoras Básicas) y consulta rápida para textos técnicos o legales, pero no para literatura, prefiero la lectura nutritiva, que se saborea se hace propia, se cuestiona, de ser posible se interactúa con el autor y finalmente no se contabiliza como récord de más libros leídos, sino de lecturas disfrutadas.


lunes, 21 de mayo de 2012

Azar y Análisis de Frecuencias: Combinación Ganadora del MELATE



El juego de azar denominado MELATE es una de las alternativas más conocidas al tradicional juego de la lotería nacional, con una atractiva bolsa de varios millones de pesos (mexicanos), originalmente se jugaba con el objetivo de adivinar 6 números de un conjunto de 36, al menos así era desde agosto de 1984  hasta que se les ocurrió subir el conjunto de números a 56,  y por cierto ninguno de los consumidores se quejó, esto eleva considerablemente la posibilidad de adivinar los seis números y el adicional, pero sigue siendo uno de los productos más consumidos y al parecer de los ingresos más seguros para el gobierno (www.pronosticos.gob.mx).
Durante años ha habido intentos por encontrar un patrón para adivinar la próxima combinación del MELATE, hace algunos lustros inclusive se anunciaba un curso para calcularla, aunque no se garantizaba la obtención del premio. Dejando de lado las teorías conspiracionistas y bajo los supuestos del azar, lo único que se puede analizar es la frecuencia, que simplemente representa estadísticamente las veces que se repite un número, esto no implica predicción, ni correlación, siento desilusionar a los lectores, pero bajos los supuestos del azar, no se puede predecir la siguiente combinación ganadora, solamente conocer hacia atrás cuáles y cómo se han repetido los números.
De los seis números que se eligen para jugar al MELATE, al publicarse los resultados estos aparecen en orden creciente, no se registra pues, el orden en que salieron, sino del menor a mayor cuáles aparecieron. En una superficial revisión de frecuencias, se encuentra lo siguiente:
El número que más se repite es 12 y el que menos aparece es el 53.
En el primer rango de números el que tiene mayor frecuencia es el 1 con 437 apariciones, en el segundo bloque es el 12 con 157, en el tercer bloque el 17 aparece 128 veces, en el cuarto es el 28 con 128 apariciones, el quinto es el 37 con 153 y el sexto es el 44 con 194, en los números adicionales el que más se repite es el 11 con 76 veces.
Si la frecuencia fuera el criterio para seleccionar los números entonces la próxima combinación ganadora sería 1, 12, 17, 28, 37 y 44, con el adicional 11.
Haciendo una búsqueda, esa combinación no ha salido premiada al menos hasta el sorteo del 21 de mayo de 2012. Y como dato general, nunca se ha repetido una combinación.
Tomado individualmente cada número, los de más alta frecuencia en orden decreciente son: 32, 13, 37, 12, 11, 20.
Y los números que casi nunca aparecen son: 51, 52, 55, 56, 53 y 54.
Ahora quien ha leído esto está en posibilidades de acertar a una combinación de alta frecuencia, si la generosidad no da para un porcentaje, por lo menos dejen un comment.

domingo, 6 de mayo de 2012

LA UTILIDAD DE UN DEBATE DE UTILERÍA


Ejercicio de la democracia lo llaman, el debate como exposición y confrontación de ideas para un electorado maduro, hoy debería dejar de ser un espectáculo de televisión para convertirse en una auténtica confrontación de modelos y paradigmas para gobernar nuestro País, esto lo escribo previo al debate del domingo 6 de mayo en la Ciudad de México.
De tan reducidas expectativas es este debate que la mayor discusión y espacio en los medios tanto los masivos como las emergentes redes sociales versa sobre si se debe transmitir en cadena nacional en horario estelar y en los canales de televisión de mayor audiencia, no sobre los contenidos, sobre el formato, sobre la participación, las propuestas ni sobre contrastar el gobierno que se espera. Por un lado una de las televisoras programa su partido de liguilla del futbol inusualmente en ese horario, generando en la otra televisora que lo baje a un canal de menor audiencia, claro desprecio para la madurez democrática, pero el extremo de una cadena nacional (es decir, todos los medios enlazados y sincronizados para transmitir exactamente lo mismo en el mismo tiempo), tampoco es una muestra de madurez, pues ¿cómo podemos llamar un electorado maduro aquel que no se le puede dar la opción de elegir ver o no el debate?
¿En verdad un debate entre candidatos presidenciables será definitorio para cambiar las preferencias de la población?, tenemos una tradición de voto duro que no cambiaría su orientación ni con cien debates en los que se demostrara la efectividad o no de las propuestas de su candidato. Existe en contraparte el electorado intelectual, profundo y estudioso al que la superficialidad de un debate no lo haría cambiar. En el punto medio aquellos que su único criterio para elegir su presidente sea el papel que desempeñe en este debate, tendrá un par de meses para decidirse atendiendo a algún otro detalle que haga brillar o que opaque al candidato de su elección.
Nuestra formación básica no nos enseña a debatir, a confrontar respetuosamente ideas, nuestra tradición a partir de la revolución de 1910, nos ha dejado claro que no hay argumentos más contundentes que un “cañonazo de 50 mil pesos” y que las diferencias mayores se dirimen con plomo, a lo que más llegamos es a concursos de oratoria, donde se valora la seducción al público antes que las ideas.
El debate entre los candidatos a la presidencia de la república, por si fuera poco, se enmarca en la televisión, llamada caja idiota o referida por uno de los dos dueños de la televisión en México como el medio “para divertir a los jodidos”, un medio donde los tiempos estan perfectamente cronometrados, acartonados, y en donde una gran producción nos ha llevado a la ilusión de paisajes, planetas, eventos que no existen, a terrenos prehistóricos a hundimientos de barcos, a personajes gigantes así como mundos microscópicos, por eso tanto se menciona la “magia de la televisión”, capaz de fabricar certezas a partir de ilusiones.
En ese marco se presenta un debate acotado por reglas de orden de aparición, de temas exclusivos a manejar, de límite en cuanto a réplicas, de recursos a utilizar y de presión para la objetividad a toda prueba de un moderador, bajo reflectores, sin público, más solo que un boxeador, pero más vestido y sin espíritu deportivo. En mi caso, cada vez que me han puesto una cámara de televisión al frente me siento ante un ojo de dimensiones desproporcionadas y bajo una ilusión de ser visto por tantas personas, bajo tantas diferentes circunstancias y perspectivas, que generalmente el aire se me va en las primeras palabras, ese lente es como un túnel a la inmortalidad: trascenderá uno por lo bien que se desempeñó en esos segundos o será la burla para siempre por el ridículo hecho y prácticamente no hay punto medio entre esos dos extremos, excepto aquel llamado “sin pena ni gloria”.
Tantos reflectores encima y tantos análisis posteriores, inmediatos y hasta simultáneos, casi con alfombra roja, lo único que me hacen pensar es que el debate pasa a ser algo secundario, pues estaremos pasando a los candidatos por el tamiz de la estética, de la llamada presencia, de la llamada personalidad, simpatía, desempeño actoral, postura, vestimenta, maquillaje, voz, gesticulación, ademanes, aspavientos y errores. Todo esto en un medio como la televisión hecho para lucir y vender la imagen e ilusión, dejará muy poco para el contraste de ideas.
Y si parezco desilusionado previamente por este ejercicio, es porque las experiencias anteriores, me han desilusionado también: en primer lugar ni siquiera se daban los debates frente a frente, durante 70 años no fueron necesarios, y los siguientes 12 no fueron definitorios, es decir, son subutilizados. Recuerdo aquel debate donde a Ernesto Zedillo se le cuestionó intensamente por el pasado del PRI y durante su participación se limitó a leer las propuestas para su gobierno, evadiendo la réplica y rebajando el debate a simple soliloquio. El caso más afamado fue Diego Fernández de Ceballos que con la espada desenvainada y espectacularmente aguerrido, quiso poner a sus contrincantes entre la espada y la pared para que en las giras subsiguientes lo anunciaran como el ganador del debate, pero no apostó a más estrategias y esa supuesta victoria en el debate no sirvió para llevarlo a la presidencia. Un Cuauhtémoc Cárdenas sorprendido por argumentos en su contra y conminando al PAN  que no lo atacara, que el enemigo común era el PRI. En otros ejercicios es memorable la participación de Francisco Labastida argumentando a manera de acusación por mala conducta a Vicente Fox por haberlo llamado con adjetivos diminutivos y peyorativos, que por cierto le abonaban en simpatía a Fox, simpatía que de poco sirvió para consolidar sus propuestas.
La desilusión no es por el debate en sí, es por lo cara que nos cuesta la democracia para acciones inocuas, tanto gasto en un evento más televisivo que productivo, tan maniatado y limitado.
Más productivo sería una serie de debates, con un formato libre, temáticos, regionales, para diferentes sectores, ampliamente difundidos, por ejemplo en una ciudad del norte, del País, exigirles a los candidatos hablar de seguridad y migración. En un puerto ponerlos a hablar de transportes de mercancías y personas, de actividades productivas, aduanas y aranceles. En una ciudad del centro propuestas económicas, poblaciones, culturales educativas; en el Sur, desarrollo sustentable, campo, prevención de desastres, sólo por dar unos ejemplos. Se justifica la obligación de los candidatos desde el momento que sus partidos reciben prerrogativas del erario, un árbitro electoral no debería gastar en vigilancia, sino en proponer agenda y asegurar como producto de calidad una democracia real y participativa.
Y a la pregunta de ¿si veré el debate de mañana?, Si, con todos sus defectos y proceso de evolución esta es la cultura democrática que tenemos y no se puede desdeñar. A pesar de ser de utilería, no es del todo inútil.

jueves, 8 de marzo de 2012

Cambio a web punto com

Todo por servir se acaba, dice el sentido común y acaba por no servir diría el vulgo.

Cada vez que uno es servido, atendido con deferencia, blanco de una amabilidad, generalmente al menos por educación se dice gracias palabra mágica, hermana del “por favor” y prima del “con permiso”. Suele ser fácil expresar agradecimiento cuando el bien recibido es tangible, contable, medible, no así cuando la amabilidad y la deferencia te la ha dado la vida.
Muchas veces la principal razón para no recibir algo, es evitar o esquivar la reciprocidad y compromiso posterior de retribuir, redituar o agradecer. Y ahí andan las personas por la vida dejando manos extendidas, puertas abiertas sin cruzar, corazones en carne viva y banquetes sin degustar. Decisiones conscientes o no, pero elecciones a partir del libre albedrío.

¿Qué pasa cuando no es tangible lo recibido, no es medible ni replicable? ¿Agradecer qué?, ¿agradecer a quién?, ¿un cambio en las circunstancias de la vida no merece agradecimiento?, ¿un cambio forzado, no involucra elección?

Un cambio conciente y por superficial que sea involucra decisiones propias, golpes de timón, probar nuevas rutas, escoger estrategias no lineales para resolver tareas cotidianas, cambiar la orientación de la silla propia o el color del cabello, de la ropa, nudo diferente de corbata o de las cuerdas de los zapatos. Al final de cuentas todas esas alteraciones a las actividades diarias implican un cambio que demanda poca energía y que no tiene efectos visibles ni perdurables, se encuentran  delimitados en un marco de referencia muy específico. Un cambio profundo, como salirse del marco de referencia, entonces implicará un desgaste mayor de energía para acciones tan cotidianas y automáticas como el arreglo personal o la orientación de la silla.

Los cambios profundos, las circunstancias que cambian de golpe, los marcos de referencia y paradigmas agotados aparecen tarde o temprano en nuestra vida. Como si fuera una bóveda que nos ha proporcionado confort y seguridad durante algún tiempo, repentina o lentamente se derrumba, se pulveriza, se esfuma o volatiliza. Sólo  si se tuvo la planeación y anticipación el cambio será suave, sedoso, sin amenazas. Pero  el cambio abrupto, no planeado, sorpresivo de las condiciones de comodidad y seguridad, es el que alguna o algunas veces llega y pone a prueba de qué estamos hechos y exige generalmente reinventarnos. Ese es el cambio que coloquialmente quiero llamar “ cambio a web punto com”.

Al llegar ese día,  se pone a prueba la capacidad del ser humano, para enfrentarse, para levantase si se ha caído, para demostrarse que se puede, para armar de nuevo el volátil nicho de confort.
Así que cuando las circunstancias cambian, cuando el marco de referencia caduca o el paradigma se agota, antes que mostrarse sorprendido, habrá que mostrarse agradecido, pues la vida da esa oportunidad de reinventarse, de reconocerse, de reponerse, de renacer, fortalecerse y de abrirse camino, de agradecer la transformación, pero sobre todo agradecer la oportunidad de haber estado todos esos días dentro del confort y la seguridad que tienen que replantearse.

Estado de ánimo:  Agradeciendo cada minuto vivido y rescatando la fortaleza cultivada durante los días de confort, cambio indispensable.

viernes, 24 de febrero de 2012

Estadísticas Penitenciarias en México


Estadísticas Penitenciarias
En el año de 1990, se realizó el primer censo nacional penitenciario, encargado por la Secretaría de Gobernación, a través de su área de Prevención y Readaptación Social. Yo era estudiante y por las tardes coadyuvé para el análisis estadístico y la representación gráfica de los resultados. El sistema carcelario ya era una bomba de tiempo y 22 años después parece que lo sigue siendo, pero con una mecha cada vez más corta. La semana pasada los hechos que llevaron a la pérdida de vidas de por lo menos 44 internos y la fuga de 30 peligrosos delincuentes en Apodaca Nuevo León lo confirman, en la cobertura noticiosa (http://www.eluniversal.com.mx/notas/831754.html por ejemplo) lo que se dice es que la complicidad de custodios facilitó la fuga y las muertes tuvieron que ver con el desorden y hacinamiento de dicho centro de readaptación. Hacinamiento, corrupción, escasa vigilancia, insuficiente personal, colusión de custodios, tráfico al interior, autogobiernos, insuficiente rehabilitación y atención de reos, escuelas de delincuencia en lugar de centros de readaptación social del reo. ¿Es algo nuevo?.
Aquí algunos datos de aquel primer censo nacional penitenciario, del cual no cuento con los datos originales, solo con algunos cuadros estadísticos que de ninguna forma constituyen violación a la protección de datos personales ni información confidencial o reservada.
En el levantamiento de información del año 1990, se contaba con una población de 93,348 internos, de los cuales 89,690 eran hombres y 3,658 mujeres. Las Entidades con mayor población penitenciaria eran el Distrito Federal con 10,529, Jalisco con 7,992, Veracruz con 6,609, Estado de México con 6,357 y Tamaulipas con 5,787. La colonia penal federal Islas Marías contaba con 2,266 reos.
Contextualizando habrá que decir que estaba en construcción el Penal de Alta Seguridad de Almoloya de Juárez denominado posteriormente como La Palma, y el otro célebre Puente Grande en Jalisco no obstante el total de Centros penitenciarios en el País era de 425, compuesto por 164 cárceles municipales, 79 distritales y 8 regionales; 24 reclusorios preventivos, 3 femeniles y 128 regionales. Los Ceresos (Centros de Readaptación Social) sumaban 115, más tres femeniles. El número de penitenciarias era de seis y una colonia penal llamada Islas Marías.

Habiendo 93,343 Internos, la capacidad total del sistema penitenciario en el País era solamente de 72,329 esto quiere decir que ya en ese entonces sólo se contaba con un 77.5% de la capacidad requerida, o lo que es igual a que no había recursos, espacio, servicios, y consecuentemente sin posibilidades de readaptar socialmente al 22.5% de los internos en el País. Dato particular: el Estado de Nuevo León contaba con 3,010 reos a pesar de que su capacidad era sólo 2,868, no parece alarmante una sobrepoblación del 104.9%, comparada con la de todo el País,  particularizando aún más, resulta que en el CERESO de Apodaca que no tenía más de dos años construido su población era de 530 internos dentro de unas instalaciones para 1,536, es decir, su ocupación estaba sólo al 34.5%, habría que buscar más datos para explicar la sobrepoblación posterior.
Infraestructura para la readaptación social
En el año que se hizo el levantamiento de información las áreas con que se contaba a nivel nacional en los 425 centros eran las siguientes: Talleres laborales 126, Aulas educativas 132, bibliotecas 107, Auditorios 28, gimnasios 29 y canchas 173. En cuanto a áreas de visita, se registraron 91 locutorios, 91 áreas de visita familiar, 182 de visita íntima. De las Áreas Médicas, se registraron 122 enfermerías, 57 de hospitalización y cinco quirófanos. Sólo dos áreas interiores para preliberados y 10 áreas exteriores. Tomando en cuenta el total de internos, pueden hacerse las siguientes inferencias:
Existe un taller laboral por cada 598 internos, una aula para cada 707, una biblioteca para cada 872, un gimnasio para cada 3,218, un área de visita íntima por cada 512 reos, una enfermería para cada 848, un quirófano para cada 18,669 y un área exterior para preliberados por cada 9,344.
Personal que labora en los centros penitenciarios
Va un registro cuantitativo: para 1990 laboraban en todo el País 12,613 personas, de las cuales 8,564 eran de seguridad, 847 en áreas médicas, 927 en áreas técnicas y 1,415 administrativos, 281 jurídicos y 579 directivos, sí para 423 centros penitenciarios, existían 579 directivos, había centros como el de Apodaca que contaban con cinco directivos y muchas cárceles distritales sin médicos, ni personal de seguridad, Apodaca contaba con igual número de directivos que las Islas Marías o que todo el estado de Quintana Roo. Pero una persona de seguridad para cada 11 reos a nivel general, esto no quiere decir que este índice se mantuviera estable para todo el País.
Del personal técnico 138 son de área educativa, 273 de Psicología y 509 de trabajo social, de modo que en términos fríos cada educador tendría que atender a 676 internos y cada Psicólogo a 341 reos. El personal de criminología estaba compuesto por 60 personas de estas 17 en el D.F., 19 en Jalisco, 5 en Veracruz, cuatro en Apodaca y 1 en Islas Marías, Entidades Federativas como Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas no cuentan con personal de Criminología.
Los Servicios Médicos presentaron los siguientes números: Total nacional de camas: 432, esto es, prácticamente una cama por cada uno de los 423 centros penitenciarios, sin embargo tan sólo el D.F. concentraba 128 camas. El personal se contabilizó de la siguiente forma: 13 médicos internos, 163 externos y 275 pertenecientes al centro penitenciario, odontólogos solamente uno interno, 62 externos y 75 de los centros penitenciarios. Enfermeros 278, auxiliares 171 y Psiquiatras 40.
Y si los datos anteriores hablan de infraestructura y servicios, pasemos a los datos de los internos: sólo 53,048 internos participaban en actividades productivas, de los cuales 9,857 realizaban labores para la institución, otros 11,604 manufacturas, 30,600 artesanías, 767 actividades agrícolas y 220 crianza de animales.

El apoyo educativo se daba gracias a 141 maestros de los centros, 552 de otras instituciones y 752 que fungían como asesores internos. Casos como el Distrito Federal contaban sólo con 27 maestros  del propio centro. Si se retoma el dato de que  el D.F. contaba con 10,529 internos, a cada uno de esos profesores le tocaría dar clases a 390 reos.
En este orden de ideas, el nivel de estudios se presenta de la siguiente forma: 11,212 analfabetas, 2,663 saben leer y escribir, 28,221 con primaria incompleta, 19,080 primaria, 10,543 secundaria incompleta. 9,150 secundaria, 1,519 carrera técnica, 3,436 bachillerato incompleto, 2,445 bachillerato, 1,913 licenciatura incompleta, 1, 344 licenciatura, 53 posgrado, y 1,768 sin datos. En un rápido análisis con la variable género, se nota que la proporción de las mujeres analfabetas es superior que la de los hombres, pero así como la escolaridad de primaria incompleta se eleva en reos hombres, la escolaridad de las mujeres es más pareja entre las que tienen carrera técnica, bachillerato incompleto y bachillerato. Esta comparación ente géneros será materia de otro análisis.
Ya conociendo el nivel educativo de los reos, la siguiente estadística muestra su participación en programas escolares: alfabetización 4,103, Primaria 10,649, secundaria 5,687, carrera técnica 842 y bachillerato 917. El último año habían obtenido certificado 6,340, casi 4,000 de primaria y 2,000 de secundaria.
Sin afán de relacionar nivel educativo ni género con la autoría de los delitos, se encontró que en hombres el 70% fueron autores tanto intelectuales como materiales, 10% materiales y 0.65 sólo intelectuales, en mujeres el 68% fueron autores intelectuales y materiales, pero 16% sólo materiales, y 1.48% intelectuales, es decir, las mujeres incurren más en autoría material que los hombres, delitos que ellas no planearon, pero ejecutaron.
Los grupos de delitos más frecuentes eran en primer lugar contra el patrimonio de las personas, segundo contra la salud, tercero contra la vida, cuarto sexuales y quinto contra la seguridad pública, cabe mencionar que para efectos de preliberación, se excluía a los delincuentes asesinos y narcotraficantes, es decir, aquellos presos por delitos contra la vida y contra la salud. En estos dos grupos de delitos se hallaban 46,966 reos, estos no pueden reducir su pena ni con buena conducta, la pregunta entonces sería ¿cómo motivar su readaptación y reinserción a la sociedad cuando es probable que no les alcance la esperanza de vida para volver a la libertad? o ¿intentar a como dé lugar un vía alterna/corrupta para evadirse?. Yo no tengo las respuestas.
Y ¿cómo funciona la readaptación? Si el 79.1% de los hombres internos y el 89.0% de las mujeres son primodelincuentes, es decir, se encuentran presos por un primer delito. De los hombres el 10.2% son reincidentes, las mujeres el 4.1%, y como si fuera un “exitosa” carrera, un 4.0% de los hombres son multireincidentes, igual que el 1.4% de las mujeres, es decir, aquellos que más de dos veces han sido devueltos a la sociedad por cumplir su condena y recapturados por volver a cometer delitos. Al menos para el 30% de los hombres y el 20% de las mujeres el modelo de readaptación social no estaba funcionando.
Cómo se espera que se dé la readaptación si sólo 42,290 de los reos hombres y 1,398 de las internas cometieron en solitario el delito, 36,993 hombres y 1,876 mujeres fueron coacusados (los restantes se encontraron en la categoría sin datos para esta variable), esto quiere decir que en caso de ser liberado para su reinserción a la sociedad, casi la mitad de los reos se reencontrarán con quienes fueron sus cómplices o por lo menos a las mismas circunstancias que los llevaron a cometer el delito.
Finalmente el dato porque se dice que este censo no se publicó hace 20 años: de los 93,343 internos, 37,820 se encontraban en la categoría de sentenciados, los restantes 37,820 en calidad de procesados, es decir, aquellos que están esperando que un juez atienda su caso, no pesa pena alguna sobre ellos, pero llevan tiempo privados de la libertad, un caso hipotético, pero posible, podría ser aquel campesino que comete un robo menor, como acusado es puesto tras las rejas y ahí permanece un par de años esperando que un juez le dicte sentencia, que probablemente no ascenderá ni a un mes de prisión.
Todos los datos anteriores reflejan lo que sucedía hace dos décadas en el tema de readaptación social, la tarea importante de prevención, definitivamente brilla por su ausencia, los datos ahí están, si alguien desea los cuadros estadísticos para inferencias por género, por edad, por entidad federativa, deje un comentario en este blog.
Igualmente los comentarios serán bienvenidos, las conclusiones y lecciones son muchas más de las que dejo aquí entrever.






























viernes, 10 de febrero de 2012

¿Y tú por qué votas?

Influencia social
La pregunta que planteo en esta reflexión no es por quién votas, sino porqué, cualquiera que sea tu elección, a qué se debe. A partir del concepto de la influencia social, considero que el convencimiento de votantes, la decisión que éstos tendrán que tomar respecto de un candidato u otro, tiene a la influencia social como uno de los más fuertes definidores.
Tengo la intención de que el lector reconozca qué es lo que lo motiva a emitir su voto, si ya tiene decidido cuál es su candidato, (2012, es año de elección de Presidente de la República y Poder Legislativo), tenga presente qué fue lo que lo llevó a esa elección, que identifique cuál de las estrategias de campaña de los partidos políticos logró que mantuviera esa posición o cambiara para beneficiarlo con su voto. Espero que este texto no sea mayormente utilizado por quienes realizan las campañas porque entonces estarán enriqueciendo y afinando sus estrategias para influir de diversas formas en los votantes, especialmente los hasta ahora indecisos.
La influencia social es entendida como la inducción de una persona hacia otra para llevar a cabo cierto comportamiento, es diferente al cambio de actitud, porque no implica un cambio interno (Rodrigues, Aroldo 2002).
La influencia social se ha estudiado en tres modalidades:
La primera es la normalización (convergencia interindividual), vista como una influencia recíproca  cuando las personas que interactúan no cuentan con un juicio previo, la experiencia  es nueva para ambos y parten de un punto central. La normalización puede también estar basada en la evitación del conflicto que se refiere al intento de evitar el desacuerdo ya que esto ocasionará inseguridad y se reforzará la idea  que tenemos en cuanto a que entre más extremosos sean nuestros juicios más probabilidad habrá de que se dé un desacuerdo (Allport 1966 citado en Clay, 1999). Así al sujeto le da lo mismo emitir o no un juicio, no se involucra y no se orienta hacia el consenso sino a evitar la divergencia.  Una estrategia de influencia mediante normalización para las elecciones de un candidato, estaría dirigida principalmente a las personas jóvenes, que en México votan por primera vez a los 18 años, para ellos se trata de una experiencia nueva aunque dependiendo de su nivel educativo y de acceso de los medios de información, no se considera que parten de cero. No se espera una ideología bien definida ni involucramiento en paradigmas de partidos políticos, por tanto, es probable que una orientación al voto bastará con que sea aquella que le evite conflictos, que le reste inseguridades, quien vota bajo este tipo de influencia social, muy probablemente lo hará sin comprometerse, más por cumplimiento de un deber, o de oportunidad de ejercer el voto, sin involucramiento mayor, de tratarse de jóvenes, bien pueden ser convencidos a partir de hacerlos creer que su voz es escuchada, que se da una interacción de dos vías.


Otro intento para obtener la normalización es el marco de referencia que se refiere a dejarse influir de un juicio ya dado por otro para emitir el propio, aquí lo importante no es el juicio que se emita sino la relación que se quiere establecer con la otra persona; a esto Moscovici y Ricateu (1972) le llaman paradigma autocinético (Morales, 1992). Las respuestas del otro influyen en los juicios del sujeto porque definen un marco de referencia que el sujeto parece hacer suyo sin darse mucha cuenta de ello. Interiorizando éste marco de referencia, los juicios posteriores serán influidos por él ( Morales,1992). Bajo este criterio, las estrategias de campaña se centran en presentar personajes célebres o líderes de opinión que ante los medios manifiestan su simpatía por un candidato o partido, el peso mediático o de simpatía de ese personaje es directamente proporcional al convencimiento de sus seguidores. Ante un votante indeciso, recibir el mensaje de alguien que admira o que representa autoridad (no necesariamente respetabilidad), le mueve a tomar una posición de simpatía. Ejemplos los hemos tenido durante muchos años, donde un actor, una bella actriz, un deportista o un escritor reconocido sale a la televisión, periódicos, radio y hasta mensajes en el cine a decir por quién emitirá su voto, no requiere dar mayores argumentos, pues su sola presencia es capaz de influir en la decisión de su seguidores o simpatizantes. Sólo un punto qué resaltar en este método, no aplica para todos los niveles socio culturales, porque una celebridad que goza de gran popularidad generalmente tiene una contraparte de antipatía, muchas veces un ídolo de la música juvenil es rechazado por personas mayores, muchas veces un género de música que mueve a las masas es insufrible para otras personas. Muy particularmente, una celebridad los espectáculos por simpática que pueda ser, encontrará un rechazo en muchos otros estratos de la sociedad que consideran superficial dicho ambiente, al mismo tiempo que se da una aceptación de los seguidores, se da el rechazo de quienes reflexionan un poco más su voto. Otro riesgo es la volatilidad de las celebridades que un día están en la cima del mundo y en el primer lugar de popularidad y al otro día se consideran pasados de moda, su proclividad a los escándalos también puede ser un punto en contra del partido o candidato por el que se manifestó.
La segunda modalidad de influencia social es el conformismo, entendido como un esfuerzo por obtener aprobación social de los otros y amoldarse a las expectativas de las personas para mantener sus actitudes positivas hacia nosotros. Como sabemos las relaciones interpersonales son siempre de mutua dependencia ya que ambas partes involucradas tienen el potencial de influir en otros y a su vez tienen que pagar los costos psicológicos que incurren en los otros. Si la relación es con estatus similar se equilibra el costo y la influencia; si alguno de ellos tiene un estatus más alto puede darse la oficiosidad; ésta se refiere a la serie de maniobras por las que la persona dependiente de menor estatus hace para mantenerse atractiva a los ojos de la que tiene un estatus mayor. La oficiosidad es algo cotidiano y todos  lo hacemos día a día en menor o en mayor grado sin sentir culpa. Jones en Clay (1999) afirma que existen tres maneras de ganarse  la voluntad de los demás: por medio de cumplidos, expresando conformidad con ellos y presentándonos de una manera que no sea favorable. Si la persona poderosa se da cuenta de estas maniobras puede reaccionar  con una conducta negativa. En nuestro País este es uno de los métodos de influencia social más peligrosos por su efectividad, por su superficialidad, engaño y su limitado efecto a corto plazo. Cuando se ha tratado de identificar las características etnopsicológicas del mexicano, no es el machismo y mucho menos el nacionalismo lo que nos representan, la primer característica es la cordialidad, es decir, caer bien y hacer sentir bien al otro, (recuérdese el ejemplo de la frase “tu casa es mi casa”), a pesar de que dicha cordialidad conduzca a perder de vista objetivos y metas, provoque gastos innecesarios y hasta reste ganancias. Esta modalidad de influencia social, basada en la adulación y pertenencia a grupos o círculos funciona para atraer votantes a quienes se les pueda adular y abrir puertas que antes tenían cerradas, la ilusión de pertenecer a agrupaciones, lugares o grupos a los que no podían acceder, definitivamente les hará emitir su voto, siempre y cuando reciban esta campaña desde un status superior o similar, ya que de recibirse de uno inferior la reacción será negativa.

Finalmente, la tercera modalidad es la Innovación: referida al proceso de creación de nuevas normas con el fin de reemplazar las ya existentes (Faucheux y Moscovici, 1967, citados en Morales, 1994). Esta modalidad ha funcionado cuando un modelo o sistema se encuentra en declive, cuando es sabido que un cambio prácticamente en la dirección que sea, será mejor recibido que mantener las cosas como están. Esta modalidad debería ser muy congruente y presentar un nuevo paradigma posible técnica, financiera y socialmente posible, dado que aquellos votantes que se arriesgan al cambio, presumen conocer bien las circunstancias actuales y tener noción de lo que subsanaría las deficiencias del modelo actual. Un cambio propuesto debe guardar su debida distancia con los dogmas o actos de fe, pues como paradigma deberá ser un modelo bien fundamentado y delimitado, haciendo saber al votante en cuales circunstancias lo nuevo también se agotaría y necesitaría reiniciar el ciclo. Dado lo anterior, se esperaría que una propuesta de cambio debería ser presentada a personas con capacidad de debatir y discernir, cuyas opiniones pueden retroalimentar la propuesta de nuevas reglas, o sea nivel sociocultural más alto.

Según Rober Cialdini, existen diversas tácticas utilizadas para influir en las personas (Cialdini, R. 2001):

  • La táctica de “un pie en la puerta”: Con mucha frecuencia los vendedores ofrecen regalos a los consumidores con el fin de que éstos los acepten o les dejen hablar sobre su producto. Una vez que tienen “un pie en la puerta” el vendedor inicia el intento de persuasión destinado a vender el producto o el servicio que ofrece. Esta táctica tiene la ventaja de hacer que el receptor de la comunicación persuasiva esté dispuesto a aceptar de buena gana al vendedor por el regalo recibido. Cualquier forma de atraer a la persona blanco de influencia para permitir que quien va a influir inicie su intento se clasifica bajo esta técnica. Como estrategia electoral, popularmente ha sido conocida como la operación tamal (para quienes no están familiarizados, tamal es una comida que proviene de tiempos precolombinos, consistente en harina de maíz cocida que envuelve a carne y condimentos, alta en carbohidratos y envuelta en hoja de elote o de plátano, este platillo por sí solo equivale a un desayuno) esta estrategia consiste en llevar grupos de personas a emitir su voto por un candidato o partido y al finalizar se les entrega dicha comida, las variantes incluyen una despensa, ropa, y hasta materiales para construcción en algunos lugares o insumos agrícolas en zonas rurales. Pero no siempre son así de evidentes ni a corto plazo los regalos, pues muchas otras veces comprometen mejoras como pintura de fachada en viviendas, iluminación pública y hasta adoquinado de calles para gustos más exigentes. Esto abre puertas e instala un compromiso con el votante “beneficiado”

  • La táctica o técnica de la “bola baja”: Aquí el persuasor comienza solicitando algo como la hora actual, una dirección u opinión sobre el clima, que conduzca a una fácil adhesión y después presenta otras acciones que siguen a la adhesión inicial. Entonces es cuando salen a relucir las verdaderas intenciones. Aunque implica un trabajo más profundo y elaborado que la entrega de regalos, con esta táctica, se otorga a votante una cierta característica o atributo que lo hace sentir útil y de provecho, consecuentemente la población destino es aquella que tiene algo que aportar, así sea conocimiento, participación en encuestas, sondeos, cualquier tipo de interacción que permita un contacto primario y de confianza, a partir de ahí al votante se le va pidiendo sutilmente involucramiento mayor.

  • La táctica o técnica de la “puerta en la cara”: Esta técnica consiste en hacerle a una persona una solicitud que sin duda será rehusada (la puerta cerrada en la cara), para enseguida formular el pedido que el experimentador realmente desea, el cual es mucho más modesto que la demanda rechazada. A un posible votante podría pedírsele que se adhiera a un candidato o partido y que reúna a 200 militantes más, ante una negativa inmediata se le puede bajar la exigencia hasta llegar a tres militantes más o en el caso de solicitarle que pinte su casa con los colores del partido, cambiar a un compromiso de simplemente portar un distintivo discreto.

  • Reciprocidad: Si le hacemos un favor a alguien, esto nos da en cierta forma el derecho de solicitar un favor igual en el futuro.  El abuso de esta técnica muchas veces se vio reflejado en que obras públicas, o mantenimiento y mejora de servicios públicos se dan casualmente en tiempos electorales, así durante todo el periodo de gobierno, no se hacen los trabajos que son obligación de administración pública por más peticiones ciudadanas que haya, hasta que se desanudan las trabas y se hacen los trabajos, remarcando que son producto de la preferencia por un partido o candidato. Es tal el abuso de esta técnica que actualmente cualquier anuncio de logros o actividades del gobierno está obligado a llevar una leyenda que asegure que no será utilizado por partido alguno.

  • Juego de roles: Es pedir a la persona que se imagine que es otra persona y una vez que ha hecho empatía con el rol se le pide algo para esa persona. Electoralmente se ha explotado como aquellos comentarios que emite un ciudadano cada vez que se le pide qué espera de su candidato, cuáles son las acciones de gobierno que si él tuviera el poder realizaría, esto llevado a niveles más intelectuales se representa como foros de discusión donde se hace participar a la población directa o virtualmente (es decir, en persona o por medios remotos como el internet) haciendo propuestas de cómo debería hacer su trabajo el candidato, la sola aceptación de sus propuestas hace creer al votante que ha sido tomado en cuenta y que se gobernará como él lo haría, entonces se presenta un compendio de miles de propuestas donde se pierde la del votante o se retoman unas cuantas generales que dan este mismo efecto de sentirse tomado en cuenta.

  • Temor, vergüenza y culpa: Se trata de persuadir al otro mediante argumentos que hacen hincapié en lo negativo de las consecuencias de no acceder a cierta petición y se suscita el temor. También llamado campañas negras o de terror, presentar a un candidato como un peligro para el futuro, inundar los medios manipulables con noticias exaltando las consecuencias de gobiernos con ideologías o características similares a las de un candidato. Mostrar como deleznable seguir un cierto partido, denostar a un grupo social afín a candidato alguno y maximizar un sentimiento de responsabilidad ante posibles consecuencias negativas, sobra dar un ejemplo.

·         Tecnología social: Esta se produce por la tentativa de imponer a otras personas ciertas actitudes o creencias. Al tratar de imponer lo contrario de lo que se desea obtener, se canalizan las fuerzas de reactancia psicológica en la dirección deseada. Escuché alguna vez como anécdota de descarada manipulación en alguna comunidad indígena mayoritariamente iletrada que se encontraban decepcionados por el partido en el poder, la campaña del candidato les mostraba la boleta y les decía cuál es el partido que no quieren…. .  pues a ese pónganle un tache como signo de que lo rechazan..-

La culpa y la vergüenza son formas de control social porque despiertan temor en los involucrados. Hay sociedades que interiorizan las normas sociales más fácilmente y hay otras que no lo hacen. Existen las culturas de culpa que son aquellas en  las que la conducta se rige por la renuencia del individuo a sentirse culpable por haber violado una norma interiorizada y también existen las culturas de la vergüenza que es cuando los miembros acatan normas sociales únicamente cuando otros miembros están presentes y pueden avergonzarlos. (Gerhart Piers y Milton Singer 1953 en Clay, 1999).

En psicología social hablar de la influencia social significa hablar de las transformaciones que sufren los mecanismos generales de juicio, la percepción, la memoria como resultado de las interacciones entre dos sujetos, dos grupos, relativos a un objeto o estímulo común” (Faucheaux y Moscovici, 1967, p.183)

El proceso de influencia está relacionado con los actos, los sentimientos y la cognición. Se observa una restricción y un impedimento de la libre elección y el libre ejercicio de la opinión individual, no obstante los individuos actúen como si gozaran de una independencia absoluta.

El acto de emitir un voto, por personal, directo y secreto que parezca, deviene de todo este proceso de reflexión, manipulación, valoración, tamizado por los valores, las creencias, resultado de la interacción con personas, grupos, medios, personas de autoridad y examen mismo de conciencia.

¿Tú por qué votas?



Cialdini, R. B. (2001). Influence: Science and practice (4th ed.). Boston: Allyn & Bacon.
Clay, Henry ( 1999) Introducción a la Psicología Social. Biblioteca Técnica de Psicología México Ed. Trillas.
Davis K. y Newstroom, John, (2001) Comportamiento Humano en el Trabajo, México, Ed. McGraw Hill.
Diaz-Guerrero, Rogelio (1998) Psicología del Mexicano, Ed. Trillas.
Morales, Francisco (1992) Psicología Social, España, Ed. McGraw Hill.
Rodrigues, A., Assmar, E., Jablonski, B. (2002) Psicología Social , México Ed. Trillas



miércoles, 8 de febrero de 2012

El poder, su ejercicio y beneficio


Hoy que en nuestro país se vive la efervescencia de un año electoral, de intensas campañas, de competencia entre candidatos, partidos, supuestas ideologías y supuestos liderazgos. Me pregunto si en verdad todos esos esfuerzos se encaminan a una inquietud legítima por servir a los demás.
El servir a los demás, la búsqueda del bien común, debería ser uno de los anhelos más elevados y reconocibles de la calidad humana, pero me sigo preguntando, ¿tanto proselitismo para sacrificarse por los demás?
No tengo una respuesta, pero tengo algunas hipótesis, desde el mantenimiento del statu quo, hasta los compromisos comerciales, pasando por intereses de grupo y beneficios indirectos por medidas poblacionales o promulgación de leyes, y si los resultados no se verán en el corto ni mediano plazo, ¿sigue valiendo la pena?
No es mi intención terminar con una pregunta cada párrafo, sin embargo, la interrogación mayor que me aparece es si acaso toda la búsqueda de los candidatos es por el poder en sí mismo.
El poder como una táctica de influencia social, se clasifica en diferentes tipos según French y Raven (1959)*:
Poder de recompensa: Es el tipo de influencia social que se presenta cuando A es capaz de ejercer influencia sobre B, en virtud de la posibilidad que tiene de recompensar a B cuando éste obedezca. Llámese promesas de campaña, votar a favor o en contra de alguien porque se obtendrá un beneficio futuro, ya sea individual o colectivo, este tipo de poder es demasiado delicado, pues el incumplimiento de una promesa, compromiso o la simulación del beneficio, impacta en la confianza, misma que puede ir de confianza en el candidato o confianza en el partido, grupo o ideología que representa. El desencanto es casi inmediato y estigmatizante.
Poder de coerción: Ejercido cuando A es capaz de influenciar a B, en virtud de la posibilidad que tiene de infringirle castigos a B si éste no obedece. Esta influencia depende directamente de la posibilidad reconocida por B de que A puede aplicarle sanciones si no cede a la influencia ejercida por A. De las más tristes prácticas electoreras que han tenido cabida en la historia de nuestro país, desde aquellos que al no votar por un candidato, se les cumpliría la amenaza de perder su trabajo, aquellos que podrían perder beneficios previamente obtenidos como castigos inmediatos. Aunque por otro lado, se encuentran los castigos a mediano y largo plazo, como relegar a grupos étnicos, sociales, desaparición de condiciones para el desarrollo de alguna comunidad, castigos de mayor alcance que se convierten en amenazas latentes por periodos largos de tiempo.
Poder legítimo: Identificable en situaciones en las que determinadas conductas son apropiadas y otras inapropiadas.  La propiedad puede estar determinada por la tradición, las creencias, los valores y las normas.  Siempre que A emita una conducta deseada por B, en virtud del reconocimiento de la legitimidad de que disfruta B para prescribir dicha conducta. Conducirse correctamente, este poder tiene como su principal pilar la congruencia, esa correspondencia entre el decir y el hacer, que se convierten en una espada de Damocles, pues el ejercicio de ese poder siempre estará amenazado por una mínima desviación de quien lo ostenta, llegando inclusive a un linchamiento mediático y social si se quebranta la confianza depositada en ese líder legítimo.
Poder de referencia: Las personas pueden desempeñar, en relación con otras personas, el papel de puntos de referencia positiva o negativa. Existen personas con las cuales nos identificamos y otras con las que no tenemos nada en común. Y ahí es donde entran en juego la ideología, el conjunto de valores y creencias que rigen la conducta de las personas, un candidato puede representar lo positivo para un grupo social, para una familia, para una simpatía, pero completamente lo opuesto para otro grupo social o para otras familias, generalmente es un poder mediante calificativos y descalificaciones, donde ser o actuar de forma similar al candidato puede segregar o provocar divisiones entre pares, desafortunadamente se trata de afinidades no siempre profundas de ideales de vida, sino superficiales, de apariencia por ejemplo, mismas que pueden cambiar de un periodo a otro como simples modas.
Poder de conocimiento: Se dice que A tiene poder de conocimiento sobre B cuando B obedece las prescripciones dictadas por A, en virtud de la aceptación del conocimiento demostrado por A.  Efecto de autoridad, concedida a una persona que se sabe con mayores conocimiento y sapiencia que los demás, al depositar en un candidato un poder de este tipo, se entiende que está por encima de los demás gracias a que ha estudiado, se ha actualizado, tiene respaldo de instituciones educativas, es reconocido por comunidades de profesionales y cuando toma una decisión, garantizaría que es la más atinada y que considera todos los riesgos medidos. Una desventaja es que difícilmente existe un experto en todas las áreas de conocimiento, así que valdría más la pena pensar en aquel candidato que arma un equipo de expertos en las diversas áreas cuya problemática deba atender. Este poder debería complementarse con una constante actualización, ya que el conocimiento en cualquiera de sus áreas avanza arrolladoramente.
Poder de información: Cuando una persona A cambia su comportamiento o actitud en función de una reorganización cognoscitiva provocada por el contenido de una influencia ejercida por otra persona B y no en virtud de alguna característica específicamente asociada con B. Este es el poder ejercido por alguien que logra cambios en la concepción del mundo que tienen las demás personas, poder otorgado a quien ejerce una influencia tal que transforma creencias y entendimiento global. Lo peligroso de este poder es que puede llevar a la manipulación, provocar un cambio en la estructura de pensamiento o simplemente en el esquema de algo, puede ser utilizado en exceso o en distorsión de conceptos valiosos.

Habría que distinguir entre recompensa personal e impersonal y coerción personal e impersonal. El primer tipo se refiere a la recompensa o castigo y el segundo tipo se refiere a recompensas materiales y los castigos de la misma naturaleza.  En cuanto al poder legítimo, Raven lo atribuye a cuatro tipos: legitimidad producto de una posición ocupada por una persona, legitimidad en función de la necesidad de devolver por reciprocidad un favor recibido, legitimidad en función de la equidad y la legitimidad producto de la dependencia, como ocurre cuando un líder depende de la colaboración de sus subordinados para alcanzar un objetivo común.
Vienen tiempos de elecciones y al parecer no estamos otorgando el privilegio de servir a un País, sino otorgando el uso del poder para conducir las políticas públicas. Entre muchas de las características que nos toca valorar está exactamente esta, la forma en que ejercerá el poder el candidato electo. Va este texto sin mayores conclusiones de quien escribe, este poder se lo dejo a quien lee.

*Citado en French, Wendell y Bell, Cecil. (1995) Desarrollo Organizacional, México, Ed. Prentice Hall.

viernes, 20 de enero de 2012

Se pulen piedras y se empañan diamantes (Cultura y Subcultura Organizacional)

Mientras estudiaba la Maestría en Desarrollo Organizacional en el Instituto de Estudios de Posgrado en Ciencias y Humanidades (INESPO), me llamó la atención el tema de la Subcultura en las organizaciones, no solamente la cultura. Leí, traduje y realicé una vistosa presentación  animada sobre el artículo “Las relaciones entre compromiso y cultura organizacional, subcultura, estilo de liderazgo y satisfacción laboral en el cambio y desarrollo organizacional” de los autores Peter Lok, University of New South Wales, Kensington, Australia y John Crawford, University of Technology, Sydney, Australia. *
Era tal mi entusiasmo que empecé a enarbolar la bandera de dar la debida importancia al tema de la subcultura y no centrarse exclusivamente en la cultura de las organizaciones, de la que existe tanta literatura.

Los autores exponen que a pesar de que sobre compromiso y subcultura existen numerosos estudios, poco se había estudiado de la relación entre cultura y subcultura organizacional. En muchos de esos estudios se asume que la cultura organizacional tiene efectos con la ejecución y el compromiso. Sin embargo, en otros estudios se afirma que la asociación entre cultura y compromiso es muy débil, pero contra lo que el sentido común dictaría, sí se ha encontrado una relación estrecha entre una cultura pasiva/defensiva y la continuidad en el compromiso. Si esto lo quisiéramos ejemplificar en la sociedad mexicana, nos encontraríamos con que existe un fuerte compromiso al trabajo en aquellas instituciones burocráticas (por ejemplo de salud y seguridad social), más que en aquellas instituciones privadas. 

Otros autores han enfatizado la independencia de las subculturas con relación a la cultura organizacional, puesto que pequeños grupos tienen su propio y distintivo conjunto de valores y creencias. Es bien sabido que si una cultura no está fuertemente articulada, la subcultura se puede anteponer y ganar el compromiso de los trabajadores. Otras variables de interés para el estudio fueron el liderazgo y la satisfacción en el trabajo.

A mediados de los años ochentas del siglo pasado se había encontrado que el compromiso en el trabajo está determinado por diversas variables (edad, expectativas al emplearse, percepción de las características del trabajo y el estilo de liderazgo). Pero el verdadero mediador es la satisfacción en el trabajo, en otras palabras, qué tan satisfecho se sienta el trabajador, influye en su compromiso. Finalmente quienes tenemos la responsabilidad de conducir equipos de trabajo y coordinar esfuerzos para un fin común, tendríamos que valorar mucho más la satisfacción para lograr el tan anhelado compromiso de los trabajadores.

Y sólo como nota al calce, un efecto directo en el compromiso  lo tienen el profesionalismo y las responsabilidades familiares, la fórmula a mayor estudio y capacitación, mayor compromiso, pero también aquellos que tienen dependientes económicos se toman más en serio su trabajo. Aquello de que las mujeres con hijos tienden a dejar el trabajo tirado, no es del todo cierto.

El estudio en comento se enfocó a las relaciones entre cultura y subcultura organizacional con el compromiso. Tomando una muestra de enfermeras  de diversos hospitales (en Australia) a quienes se aplicó un cuestionario para obtener mediciones de su compromiso.
En este contexto, la cultura organizacional se refiere a la cultura del hospital y Subcultura se refiere a la unidad de trabajo (llámese guardia de enfermeras o grupo de enfermeras en un piso en particular), el compromiso se midió con la productividad de su unidad y el estilo de liderazgo con la jefa de piso.

¿Qué esperaban los investigadores? Que una cultura protectora e innovadora (ejemplo de hospital privado) tanto del hospital como de la unidad de trabajo tuviera una correlación positiva con el compromiso y por otro lado que una unidad de tipo burocrático (en nuestro país bien podría ser un hospital público) mostrará una correlación negativa con el compromiso, o sea que el simple hecho de estar en una organización burocrática hace que los trabajadores no se sientan comprometidos. Y en cuanto al liderazgo, su hipótesis era que un liderazgo por consenso tendrá una correlación positiva con el compromiso que un estilo de liderazgo por estructura (o sea impuesto).

¿y qué encontraron? En pocas palabras que las enfermeras tienden a identificarse más con su área de trabajo que con el hospital en su totalidad y que esto se refleja en mayor compromiso y lealtad hacia sus unidades (a sus jefas de piso) que al propio hospital.
Encontraron que la satisfacción en el trabajo está altamente relacionada con la subcultura y con otras dimensiones como recibir elogios, interacción con colegas y  flexibilidad con horarios. Como si los acuerdos entre compañeros con liderazgo por consenso o moral contra el liderazgo impuesto, aporta mayores satisfacciones y por lo tanto incrementa su compromiso con el trabajo.

Y aunque esperaban que hubiera relación entre edad y años de estudio con el compromiso, resulta que no es así, de acuerdo a hallazgos de estudios anteriores pareciera que quienes ha estudiado más y tienen mayor edad, esperarían también tener percepciones mayores y su compromiso no sólo no aumenta sino que llega a decrecer (esto será materia de otro análisis).

De esta forma aunque concluyen que el compromiso de los trabajadores se correlaciona significativamente con la cultura organizacional y subcultura, la variable que mayormente incrementa el compromiso es una “unidad de trabajo de tipo innovadora y protectora”, independientemente de la cultura del hospital.

¿Qué aporta este estudio para los gerentes de hospitales? Que la subcultura tiene una mayor influencia sobre el compromiso de los trabajadores que la cultura en general. Esto debería ser uno de los factores más importantes a tomar en cuenta para la planeación del cambio y el desarrollo de los ambientes de trabajo.
¿Por qué recordé este estudio en este momento?

Va mi experiencia personal: En mi trabajo colaboro con un equipo que como departamento hemos forjado una subcultura independiente a la institución burocrática a la que pertenecemos, por estar involucrados en la producción de sistemas y resguardo de datos informáticos, se nos había permitido ocupar áreas cerradas, puerta cerrada porque no podemos arriesgarnos a que personal ajeno tenga contacto con los servidores y recursos de red, ni arriesgarse a que se extravíen consumibles ni componentes de soporte técnico. Esa puerta cerrada nos mantuvo con ciertas reglas que propuse y que más que imponer fuimos consensuando a lo largo de algunos años, líder democrático me llamó una vez un compañero eventual, y que significaría tanto que mi equipo de trabajo no vivía en una dictadura, pero el comentario implicaba también falta de firmeza en las órdenes e instrucciones. Cualquiera de las acepciones la tomé con agrado, pues es algo que he formado donde programadores, técnicos, administrativos y apoyos tienen sus propias responsabilidades y facilidades, es decir, si cumplimos con el trabajo no estamos obligados a cubrir un horario inflexible, por otro lado un ambiente poco solemne ha generado altos niveles de confianza, colaboración, camaradería y compromiso, canalizando todos los esfuerzos hacía la tarea prioritaria del momento, independientemente de si son las funciones propias o las del compañero de al lado, siempre en una búsqueda de equilibrio y compensación de esfuerzos. Dedicación completa en los momentos de presión y celebración en los trabajos llevados a buen término. En voz mía y de ellos, un ambiente sano.



Esta unidad de trabajo, por alguna decisión impuesta fue cambiada de sus instalaciones, de aquellas oficinas a puerta cerrada, se hizo trasladar a área abierta, escritorios de otras áreas, es decir de departamentos vecinos, pero con otras funciones, con tres jefes de unidad bajo el mismo techo y un superior jerárquico en oficina innecesariamente espaciosa, comparada con la reducción de los reducidos espacios de los compañeros e invasión de espacios personales, no sólo en proximidad sino en ruido y tránsito de personas ajenas a nuestro propia unidad. Ese superior jerárquico representa un liderazgo impuesto, que sin idea de la subcultura de mi equipo de trabajo, quiso que los demás equipos  “convivieran” a pesar de que sus funciones no se relacionan directamente. Un equipo de trabajo que mantenía sus creencias, ritos, formas de pensamiento y conducta independientes a la institución, se ve repentinamente invadido y contaminado de otras formas de comportamiento y vicios ancestrales de otras áreas. Se da el fenómeno de que si las otras áreas no colaboran con su jefe un minuto más de la jornada laboral, sienten sus costumbres amenazadas si mi equipo lo hace. Sienten amenaza si mi equipo es respetuoso de las horas de comida, porque ellos tendrán que respetarlas, tienen otro esquema de supuestos “logros” por usos y costumbres de inasistencias, de ausencias en horas de trabajo, de “aprovechamiento” de horas extras y especialmente es notorio el comportamiento diferenciado en presencia de su jefe que en su ausencia. Aquello que con los años fuimos construyendo y que nos llevó a una simbiosis de condiciones de trabajo favorables en equilibrio con compromiso con los objetivos y metas, hoy se tambalea y su único pilar es la experiencia, la historia compartida de interacción entre colegas, que puede rescatarse de una medida impuesta sin fundamentos y sin diagnóstico del ambiente laboral. Esas nuevas instalaciones me las he imaginado como una caja donde se revolvieron piedras y diamantes, ahora con la agitación y fricción, se estará puliendo algunas piedras, pero tristemente se empañan los diamantes.




*(Leadership & Organizational Development journal, Volume 20, Number 7- 1999, pp. 365-374)