“…. la amorosa madre hace al niño tierno, al cual al calor de sus pechos
le calienta, y con leche sabrosa y manjar blando y dulce le cría, y en sus
brazos le trae y le regala. Pero, a la medida que va creciendo, le va la madre
quitando el regalo y, escondiendo el tierno amor, pone el amargo acíbar en el
dulce pecho, y, abajándole de los brazos, le hace andar por su pie, porque,
perdiendo las propiedades de niño, se dé a cosas más grandes y sustanciales.” San Juan de
la Cruz, La noche oscura del alma, España, año 1618.
Cerrar ciclos, alejarse, dejar
fluir: que la moda de estos términos y consejos no banalicen su profundo
entendimiento sobre el crecimiento, cambio y duelo que afectan el alma humana.
Cerrar un ciclo es diferente a
superar una pérdida, primeramente porque los ciclos están anunciados, marcados
por temporalidad y comúnmente asociados a cambios evolutivos, es importante
hablar de ciclos y no de círculos, pues la vida no está hecha de unidades
independientes y cerradas, los ciclos son más parecidos a una espiral en la que
parece que volvemos a pasar por el mismo punto, solamente que ahora ya estamos
en un nivel diferente.
Un ciclo es ese conjunto de
vivencias asociadas a estados emocionales y sentimientos de los que nos cuesta
trabajo alejarnos, a pesar de que los sentimientos hayan sido desagradables.
Pero te tengo una noticia,
cualquiera que sea la vivencia o recuerdo que te tiene atado o atada, se
encuentra en el pasado, ya te dio lo que podía darte: dolor, gozo, prestigio,
denostación, tristeza o alegría, haya sido positiva o negativa te dejó el recuerdo
y la lección, ya no forman parte de tu presente, así que no dejes que contamine
tu futuro.
Cerrar un ciclo puede no ser
tarea fácil, ni rápida, no haberlo cerrado abruptamente fue un mecanismo de
defensa que permitió atenuar el impacto para que tu cuerpo y mente pudieran
asimilarlo sin morir en el intento.
Así que, sin tratar de evadir
dicha vivencia, habrá que enfrentarla, desarticularla, entenderla en sus
componentes y dejar ir. La evasión como estrategia infantil funcionó ante
eventos amenazantes, cubrirse los ojos con las manos era materializar la fantasía
de que al perderla de vista, la amenaza
había desparecido. Te sugiero los siguientes pasos, cuyas siglas son ESPORA,
por cierto, la espora es la forma que adopta una célula ante condiciones
adversas para dispersarse y sobrevivir sin tener que fusionarse con otra
célula, forma una capa protectora y da paso a una nueva vida.
1.- Evoca
El primer paso es recordar, no
bloquear, sino repasar cada una de las vivencias que tuviste en ese ciclo, haya
sido una relación de pareja, un trabajo, una etapa escolar, un lugar de
residencia, trata de recordar cómo dio inicio, qué fue lo que te atrajo, qué
fue lo que te empezó a alejar, cuándo dejó de funcionar, cómo se dio el término
y qué es lo que extrañas, así como qué es lo que conservas del lapso que duró.
2.- Sustrae
Ahora que has traído a la mente
toda la historia de ese ciclo que no puedes cerrar, tendrás que eliminar o
sustraer lo que no es importante o lo que ha dejado de tener un valor material
o sentimental, esto significa que quitas la paja o relleno ya que de todo ese
periodo hay cosas que no extrañas o que si no hubieran aparecido, el ciclo
sería el mismo. Piensa en horas aburridas, personas que ni el nombre recuerdas,
inclusive objetos que puedes tirar a la basura sin arrepentimientos, por
ejemplo de una etapa de estudiante, un día te deshaces de tus cuadernos de
notas que ya cumplieron y que a nadie más le sirven.
3.- Pulveriza
Después de haber eliminado lo
intrascendental, estás en condiciones analizar a detalle los eventos
importantes de ese ciclo, en lugar de preguntar el ¿qué? Ahora estamos en posición
de cuestionar el ¿por qué? y ¿para qué?, ¿por qué esa etapa de tu vida se
volvió importante?, ¿por qué te niegas a dejarla atrás y eliminarla como
cualquier objeto que eliminarías de la etapa anterior?, ¿para qué quisiera que
todo siga igual?, ¿para qué me serviría estar en ese mismo tiempo y lugar?, ¿por qué se volvió tan valioso? y ¿por qué llegue a pensar que nada lo superará?
4.- Otorga y recibe perdón
Quizás en la etapa 3 ya
encontraste soluciones y explicaciones, pero también rencores y resentimientos,
repasaste agravios a tu persona y
acciones que tomaste que te hicieron empeorar la situación, más aún, te arrepientes
de lo que no llevaste a cabo, de lo que no dijiste o no realizaste a tiempo.
Aquí entra el ejercicio de perdón y este va en dos direcciones: a los otros y a
ti. Recordemos que el perdón para que sea efectivo tiene que ser sincero, es
decir, perdonar desde lo profundo del corazón y debe llevar una acción de
resarcimiento, o sea de compensación del daño.
Un valor agregado que tiene el
perdón es otorgarlo sin que la otra persona lo haya pedido todavía: otorgar el
perdón porque ahora entiendo sus motivaciones para lo que hizo o dejó de hacer
y si no las entiendo, perdonar porque sus razones debió tener. Por otro lado,
el perdón a uno mismo se otorga de manera sincera también, no como una
justificación sino como una verdadera disculpa a lo acontecido, a mi reacción
ante los hechos, a mis acciones tomadas desde las circunstancias en que las
tomé y perdón a la omisión, a mi falta de acción o comunicación que llevó a
complicar la situación.
5.- Reconoce que no todo tiene
explicación.
Nada existe más desgastante para
la mente y nos quita más paz interior que tratar de encontrarle explicación a
todo, tratar de armar una cadena de motivos, acciones y consecuencias lógicas
por las que la otra persona tomó una decisión, por las que se cerró una
oportunidad, por las que tuvimos una noticia de terminación o por la que se nos
cerró una puerta sin explicaciones. Hasta este punto ya otorgaste perdón y te
perdonaste por tu reacción. Ya es momento de reconocer que no tienes
explicación para todo y que las otras personas actuaron con toda intención o en
plena ignorancia de las consecuencias, igual que tú, lo que sabes es que hecho
está y algunas veces esa debe ser razón suficiente.
6.- Acepta y responsabilízate
Ya repasaste todo, ya eliminaste
la que no era importante, pulverizaste, es decir, analizaste todo lo que sí
consideras significativo, otorgaste perdón aún sin que te lo pidieran, te
otorgaste perdón a ti y aprendiste que no tienes la explicación de todo, con lo
que te quitaste la altivez de creer que puedes poseer toda la información y la
verdad. En esta última etapa podrás lograr la aceptación, el ciclo que no
lograbas cerrar, comprender que tuvo impacto en tu evolución, te dejó pérdidas
y ganancias, la principal: enseñanza, aprendiste la lección, no tuviste que
explicarte todo, no tuviste que esperar disculpas, pero tampoco te quedas con
culpa, te quedas con una responsabilidad, la de asumir consecuencias, la de
entender tu lugar en el mundo, aceptar el cambio, que añorar la comodidad y
espacio de confort solamente impediría tu apertura y libre tránsito a las
etapas siguientes de tu vida: una vida sana.
Una característica de la espora
es que se convierte en semilla y toda semilla posee vida latente, quiere decir que
cuenta con el poder de germinar y florecer una vez que las condiciones e
intenciones sean las propicias.
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