Cada vez que uno es servido,
atendido con deferencia, blanco de una amabilidad, generalmente al menos por
educación se dice gracias palabra mágica, hermana del “por favor” y prima del “con
permiso”. Suele ser fácil expresar agradecimiento cuando el bien recibido es
tangible, contable, medible, no así cuando la amabilidad y la deferencia te la
ha dado la vida.
Muchas veces la principal razón
para no recibir algo, es evitar o esquivar la reciprocidad y compromiso
posterior de retribuir, redituar o agradecer. Y ahí andan las personas por la
vida dejando manos extendidas, puertas abiertas sin cruzar, corazones en carne
viva y banquetes sin degustar. Decisiones conscientes o no, pero elecciones a
partir del libre albedrío.¿Qué pasa cuando no es tangible lo recibido, no es medible ni replicable? ¿Agradecer qué?, ¿agradecer a quién?, ¿un cambio en las circunstancias de la vida no merece agradecimiento?, ¿un cambio forzado, no involucra elección?
Un cambio conciente y por superficial que sea involucra decisiones propias, golpes de timón, probar nuevas rutas, escoger estrategias no lineales para resolver tareas cotidianas, cambiar la orientación de la silla propia o el color del cabello, de la ropa, nudo diferente de corbata o de las cuerdas de los zapatos. Al final de cuentas todas esas alteraciones a las actividades diarias implican un cambio que demanda poca energía y que no tiene efectos visibles ni perdurables, se encuentran delimitados en un marco de referencia muy específico. Un cambio profundo, como salirse del marco de referencia, entonces implicará un desgaste mayor de energía para acciones tan cotidianas y automáticas como el arreglo personal o la orientación de la silla.
Los cambios profundos, las
circunstancias que cambian de golpe, los marcos de referencia y paradigmas
agotados aparecen tarde o temprano en nuestra vida. Como si fuera una bóveda
que nos ha proporcionado confort y seguridad durante algún tiempo, repentina o
lentamente se derrumba, se pulveriza, se esfuma o volatiliza. Sólo si se tuvo la planeación y anticipación el
cambio será suave, sedoso, sin amenazas. Pero el cambio abrupto, no planeado, sorpresivo de
las condiciones de comodidad y seguridad, es el que alguna o algunas veces
llega y pone a prueba de qué estamos hechos y exige generalmente reinventarnos.
Ese es el cambio que coloquialmente quiero llamar “ cambio a web punto com”.
Al llegar ese día, se pone a prueba la capacidad del ser humano,
para enfrentarse, para levantase si se ha caído, para demostrarse que se puede,
para armar de nuevo el volátil nicho de confort.
Así que cuando las circunstancias
cambian, cuando el marco de referencia caduca o el paradigma se agota, antes que
mostrarse sorprendido, habrá que mostrarse agradecido, pues la vida da esa
oportunidad de reinventarse, de reconocerse, de reponerse, de renacer,
fortalecerse y de abrirse camino, de agradecer la transformación, pero sobre
todo agradecer la oportunidad de haber estado todos esos días dentro del
confort y la seguridad que tienen que replantearse.
Estado de ánimo: Agradeciendo cada minuto vivido y rescatando
la fortaleza cultivada durante los días de confort, cambio indispensable.
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