jueves, 8 de agosto de 2019

Conspiranoide


Me apareció un video que me puse a ver unos minutos, decía que existen tres razones por las que la humanidad no es originaria del planeta tierra.

1.-No somos originarios de este planeta porque se nos quema la piel con el sol, seguramente nuestro planeta de origen estaba un poco más alejado del astro rey y por eso nuestra piel no está diseñada para esta cercanía. De la misma forma, la radiación del sol nos lastima la vista, por eso usamos gafas oscuras, porque nuestra vista no está diseñada para esta distancia del sol.

2.-Padecemos dolores de espalda porque el planeta del que provenimos tenía una gravedad más ligera, de modo que al cargar con nuestro propio peso aquí en la tierra, nuestro esqueleto sufre de un esfuerzo y daño para el que no está diseñado.

3.- Siempre tenemos sueño, nuestro ciclo de dormir está alterado y cada lunes al despertar sentimos que nos falta una hora, eso concuerda con el razonamiento de que existe un planeta vecino cuyo movimiento de rotación es de 25 horas: Marte.

Quienes presentan como irrefutables estos argumentos, se basan en información empírica: no existe otro animal que sufra quemaduras o que frunza el ceño porque el sol no le permite ver bien.

Sobre la lógica de dichos argumentos “irrefutables” (hay que recordar el conocimiento científico no es irrefutable ni dogmático), podemos obtener más argumentos que apoyen esta idea, ya que con tal ligereza, al parecer se puede llegar a cualquier conclusión, así que aquí van 10 razones más para decir que el humano (no los hombres o las mujeres como decía John Gray, sino el humano como especie) se originó en otro punto del espacio y fue “sembrado” en este hostil planeta:

1.- Somos la única especie sobre la faz del planeta tierra que no está preparado para recorrerla a pie, ningún otro animal requiere de zapatos o botas para evitar cortarse o pegarse en el dedo pequeño. Si la temperatura es alta, se nos cocinan las plantas de los pies, si es muy baja, se congelan y mueren y de no ser amputados gangrenan toda la extremidad. Se nos hacen cortadas con las piedras del camino y nos resbalamos si caminamos en superficies mojadas. Nuestro pies poseen uñas que no sirven ni para quitar la cáscara de una mandarina, si fuera real la teoría de la evolución, hace cientos de años que ya no tendríamos uñas en los dedos de los pies.

2.- Somos los seres vivos que necesitamos una segunda piel, todos los demás animales, corren, vuelan, nadan, reptan con el mismo atuendo. Si nosotros tenemos frío, usamos abrigo, pero si con ese abrigo caemos al agua, se nos imposibilita flotar. El frío nos pone la piel morada y quebradiza, el viento la deja reseca, el sol la quema, el agua la arruga y puede disolverla. El planeta no ayuda, todo ecosistema es una amenaza mortal para el humano al desnudo.

3.- Seguramente en Marte, hace miles de años, cuando era habitable los alimentos se encontraban precocidos, sin cáscara, condimentados, sin hueso y con la dosis exacta de ácidos, proteínas y carbohidratos, además de poseer una apariencia suculenta. En el planeta tierra no existe un alimento que reúna todas esas características, a falta del mismo, tenemos que cocinar, salpimentar, pelar, moler, poner en salmuera, dorar, extraer semillas para no enfermarnos, higienizarlos para que las bacterias locales no nos maten por dentro y hasta adornarlos porque si no son agradables a la vista no les hincamos el diente. Ante la carencia de ese alimento o cadena de alimentos hemos tenido que comernos a nuestros vecinos y nos justificamos con la inventada cadena trófica o alimenticia. Ante nuestra incapacidad de generar nuestros propios alimentos por fotosíntesis, terminamos comiendo, previa cocinada, todos los demás seres vivos sean animales, vegetales y hasta minerales.

4.- Es todo un tema la higiene personal, yo no veo al cocodrilo preocupado por cepillarse los dientes después de comer patos, nosotros al pato lo hacemos paté y luego de comerlo nos cepillamos los dientes con técnicas estudiadísimas y con productos artificiales, o no llegamos a nuestra media de vida con molares, incisos y caninos, tampoco veo a un camello o jirafa preocupados porque llevan tres días sin ducharse media hora bajo el agua y con acondicionadores para evitar la pérdida, quiebre o resequedad del pelaje, no veo a las nutrias saliendo a secarse los pies y aplicarse fungicida para evitar los malos olores que alejen a su pareja. Ni a un guepardo aplicándose en las axilas desodorante antes de correr. Las condiciones en Marte eran completamente diferentes, dejarse el cabello largo no significaba rastas, tener la piel expuesta a una atmósfera por lo visto benévola, no te hacía imán del polvo y lodo (derivados de la tierra, así se llama este planeta).

5.- Cuidados maternos y embarazos delicados: la gravedad de Marte por ser inferior a la de la tierra, no daba oportunidad a embarazos delicados, pues nada de que - el bebé ya se bajó- y -mejor no camines desde el sexto mes-, sino sigue todas tus actividades con el producto flotando en tu vientre, se dice que los globos de gas que a los niños les encanta llevarlos de un hilo para verlos flotar sin caerse, no son más que una reminiscencia de nuestra memoria más profunda que nos recuerda ese bulto casi sin peso ni molestias en el que se portaba durante 8.6 meses. Porque ese sin ser otro tema, sí es otro cuento: un bebé en Marte no se gesta en 9 meses sino en 8.6, recordemos que un día en marte tiene 25 horas, así que los nueve meses, que dura aquí la gestación humana, si lo dividimos en 4, hace 36 semanas, éstas divididas entre siete que son los días de la semana, da 252, estos 252 días que en la tierra duran 24 horas, al dividirlo nos da 6,048 horas de gestación, si las convertimos a días de 25 horas, nos da 242, esos lo convertimos en semanas y da 34.6, que en meses significa 8.64, así que nuestro problema no es que seamos humanos, sino nuevemesinos. Desconfíe usted de aquellas mamás cuyos bebés nacen en la semana 34.6, no son terrícolas.

6.- La diferencia de gravedad entre Marte y la tierra pareciera otra maldición, aquí pesamos más. Como es sabido, la gravedad en el planeta tierra es una constante de 9.807 m/s2, o sea que cualquier objeto que se deje caer, independientemente de su peso, la gravedad lo atraerá hacia abajo a una velocidad de 9.8 metros por cada segundo elevado al cuadrado, pero en Marte la gravedad es una constante de 3.711 m/s2, ¡casi la tercera parte!, si a usted le preocupa pesar 90 kg, en Marte no pasaría de 30 kilos. ¿Le gustó el libro de “los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus”?, si es usted mujer, déjeme decirle que la gravedad en Venus es de 8.87 m/s2, (John Gray quiso decirle gordita aquí y en Venus). El récord olímpico de salto de longitud no estaría en nueve metros sino en 30 por lo menos. Imagine usted dar una zancada de 25 metros (a menos que sea atleta, ese sería un modesto promedio). Seríamos exploradores por naturaleza, no viviríamos confinados a pequeñas ciudades, en Marte éramos más libres, ligeros e higiénicos.

7.- En el ámbito filosófico y existencial, nuestras diferencias serían menos radicales, nadie se estaría preguntando ¿de dónde vengo?, sabríamos que de Marte y eso aplanaría hasta las diferencias raciales y discriminatorias. No sería cursi hablar de un sublime cielo azul, es más, añoraríamos un cielo rojo como la canción de Juan Záizar.

8.- Otro argumento para decir que somos originarios de Marte es que la atmósfera terrestre nos tiene acostumbrados a gritar, la densidad del aire es más pesada aquí y el sonido no viaja con la misma facilidad que lo hacía en el planeta rojo, si en nuestra naturaleza estuviera gritar, no existiría la palabra “afónico”, pues el diseño de nuestras cuerdas vocales, estaría adaptado para generar los decibelios que necesitamos en este planeta azul. De aquí ha surgido la otra teoría conspiranoide que dice que aquellas personas que hablan bajito y que prácticamente no saben gritar, son una raza más pura del planeta rojo.

9.- Nuestra relación con el agua, muchas voces dicen que el agua es un compuesto raro, como que su punto de ebullición no siempre es a 100° o el de congelamiento a 0°, hay variaciones, se dice que el agua es vida, pero una de las formas de tortura es dar de beber más agua de la que necesita una persona, se dice que necesitamos beber ocho vasos, pero si te los tomas juntos, tu cuerpo reacciona por lo menos con pesadez, el agua en una temperatura media, nos hace bien, pero en sus extremos nos resulta fatal, somos el ser vivo que necesita agua diariamente, pero que debe cuidarse de la misma para no arriesgar la existencia, pues por una combinación con la gravedad, ya mencionada en el punto seis, no podemos flotar, necesitamos esfuerzos mayores para no hundirnos y a diferencia de casi todas las demás especies animales, si nuestras vías aéreas o sea las encargadas de la respiración se llenan de agua, perecemos. El equilibrio entre humedad y resequedad es tan delicado que ha desaparecido a civilizaciones completas, humedad de más nos enferma y ausencia del líquido nos mata. Hasta ahora no se ha confirmado que hubiera agua en el planeta Marte y debe usted saber que tenemos robots exploradores recorriendo y mandando continuamente datos de sus hallazgos en el planeta rojo. Por otro lado, en el planeta Tierra existen animales que nunca en su vida beben agua, una de ellas es la rata del desierto, obtiene la hidratación que necesita a través de consumir cactáceas. Hay evidencia de insectos con mecanismos para condensar humedad del ambiente y lograr autosuficiencia sin tocar jamás un estanque de agua. Así que nos falta descubrir cuál es el mecanismo por el que el humano puede hidratarse sin una relación directa con el agua. Un punto en contra de la teoría de la adaptación de los organismos, defendida por los evolucionistas, es que luego de supuestos millones de años de convivir con agua salada, que es lo más abundante que tenemos a nuestro alcance, aún no hemos logrado la mutación que nos permita consumirla.


Imagen compuesta a parir de  https://news.culturacolectiva.com/ciencia/31-de-julio-marte-estara-en-su-punto-mas-cercano-a-la-tierra/ y de http://megustavolar.iberia.com/wp-content/uploads/2922128673_8a6f85a718_z.jpg


Y

10.- Los seres humanos somos la especie más torpe y desprotegida, resulta que además de una gestación larga y lastimera, somos la especie que más tiempo tiene que pasar al cuidado de los adultos de la manada. Muchos hablan de la fragilidad del recién nacido, pero hemos visto un tiburón nacer y empezar a nadar con maestría, un potrillo recién parido incorporarse en sus cuatro patas, un ave romper el cascarón y caminar o volar de inmediato. El humano recién nacido, no es que sea inadaptado sino que está en el planeta equivocado, el tema de la gravedad no nos deja caminar sino hasta después casi 14 meses, el hecho de no tener un mecanismo para hidratarse como en Marte lo lleva a depender gota a gota de los mayores. Tienen que pasar casi ocho meses para que pueda comer alimentos terrícolas, antes de eso tiene que ser alimentado por su madre o con suplementos que ha llevado décadas desarrollar. Nuestro desplazamiento por el planeta es de los más lentos e inseguros, cualquier otro animal se desplaza si así lo requiere, enormes distancias comparadas con su soma o cuerpo, la adaptación de todos los demás seres vivos a los climas y ciclos del planeta es fluida y natural, el humano no puede pasar sin ropa y sin cubierta una noche en el desierto, o en el hielo y ni se diga en el agua. Quizás en donde los evolucionistas tienen razón es que nos hemos desarrollado intelectualmente para suplir todas nuestras limitaciones, pero ellos mismos aceptan que en el camino se fueron quedando muchas especies de homínidos. Hace pocas décadas empezamos a aceptar la teoría de la panspermia dejando la posibilidad de que la vida en la tierra llegó desde el espacio exterior, pero no como que meteoritos trajeron emigrantes de Marte, sino como que microorganismos empezaron a hacer un recorrido al que le faltan muchos eslabones para ser creíble y tapar muchas lagunas para ser consistente. Tome en lector con criterio y humor estos 10 argumentos.







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